EL MUNDO – 29/01/16
· El entorno del presidente está convencido de que no dará un paso atrás.
Antes incluso de las elecciones la discusión sobre si Ciudadanos pediría la cabeza política de Rajoy para alcanzar un pacto con el PP era ya un tema de la agenda política, sobre todo porque en La Rioja el partido de Rivera había exigido la renuncia de Pedro Sanz y lo había sugerido en Castilla y León. El asunto no trascendió de la mera conjetura. Tampoco ha sido un elemento de relevancia en el esbozo de negociaciones mantenidas hasta la fecha, a pesar de que dirigentes del PP pensaban que si al final del proceso el PSOE se planteaba apoyar al PP de Rajoy siempre lo haría exigiendo antes su renuncia.
Sin embargo, a la espera de lo que suceda el sábado en el Comité Federal del PSOE, la petición de salida de Rajoy se ha producido finalmente a través de Ciudadanos cuando justo se había retomado el diálogo con ellos. El estallido del nuevo caso de corrupción en Valencia ha sido de tal envergadura, que no sólo ha contaminado las negociaciones con Rivera sino que ha llevado a C’s a señalar a Rajoy como un problema. En la dirección del PP la posición respecto a esta posibilidad es inquebrantable. Aseguran que en ese caso «iríamos a elecciones», que en el partido «no hay ánimo de cambios» y que Rajoy tiene todo el apoyo.
No obstante fuentes populares confirman que se trata de un asunto –el paso atrás de Rajoy si eso garantizara la gobernabilidad– del que han hablado distintos dirigentes territoriales. Y al contrario de lo que sostiene Génova, personas que presumen de conocer bien al presidente piensan que se retiraría si realmente él fuera el problema. Sería, apuntan fuentes del PP, «un sacrificio por España» que tomaría por «voluntad propia», una «decisión personal» no impuesta por nadie.
Pese a considerar que el paso atrás del presidente sería efectivamente posible, en el PP cada vez está más instalada la idea de que esto no se producirá porque Rajoy carece de cualquier «margen de maniobra» para formar Gobierno. Cada vez vislumbran con más claridad la posibilidad de que el PSOE llegue a un acuerdo con Podemos o con Ciudadanos. Y, aunque la dirección del PP sigue negando que puedan abstenerse si hubiera un pacto entre Sánchez y Rivera para evitar la entrada de Podemos en el Gobierno, esta posición no es unánime en el partido.
Mientras, Mariano Rajoy y su círculo más próximo son «conscientes» de que el ambiente de confusión e incertidumbre es propicio a los «dimes y diretes». Admiten que «el clima encierra ese peligro» y argumentan que ésa es una de las razones por las que conviene insistir en la necesidad de poner fin cuanto antes a esta etapa de vacío. Pero, aclaran: el camino «no pasa por la renuncia» del líder del PP.
Aseguran en La Moncloa que el presidente está convencido de que es imprescindible respetar el resultado del 20-D que dio la victoria –en minoría– «a un partido, a una lista y a un candidato». En ese sentido niegan rotundamente que Rajoy sopese la posibilidad de retirada para dar paso a otro nombre del PP.
Más aún, aseguran que cuando el candidato popular afirma que él no es un «obstáculo», lo que pretende poner de manifiesto es que quien supone un impedimento es Sánchez al negarse en rotundo a hablar con el PP al mismo tiempo que exige la celebración de una investidura con Rajoy de protagonista, que no tiene ninguna posibilidad de prosperar.
Ayer, el propio presidente abundó en esta teoría –«deberíamos cerrar pronto esta etapa compleja, difícil, de negociaciones o no negociaciones»– que, en su opinión, afecta negativamente al país y a la economía. Él mantiene que «la llave» está en manos del socialista y por eso le urge a tomar una decisión, a elegir si quiere pactar con Podemos o bien opta por sentarse a diseñar un acuerdo de coalición a tres (PP, PSOE, C’s).
EL MUNDO – 29/01/16