“… España en América como Italia en Etiopía, la Rusia Soviética en Hungría o Chechenia, entre otras tantas, son ejemplos de lo que se iniciara contra el pueblo vasco en Gernika en el sigo pasado. Los muertos o mártires enterrados en torno a su glorioso roble, espiritualmente Dios no ha querido que mueran. Siguen vivos como el árbol, alimentando la ilusión de libertad…”
Por Leopoldo Amondarain – Convencional del Partido Nacional
El 26/04/37 se produjo un proceso que debe examinarse desde diversos puntos de vista. En el pequeño poblado vasco de Gernika, de no más de 6.000 habitantes, sin hombres jóvenes ya que estaban en el frente de batalla de la Guerra Civil, sin armas o nadie que pudiese defender o ayudar a niños, mujeres, viejos o enfermos que lo habitaban, y a la hora de feria en que se bajaba de la montaña a pertrecharse de víveres para la semana. Obvio, multiplicándose la gente. Por orden de España, la Legión Cóndor alemana masacró genocida y cobardemente a la población cuya única importancia bélica era un roble emblemático y milenaria tradición para el pueblo o nación vasca, por ser donde los jefes tribales también milenarios, se juntaban en su torno a legislarse democráticamente. Es mentira que hubiese alguna estrategia militar, no había fábricas de armas o municiones, o que fuese un paso importante logístico para el apoyo de tropas o lugares estratégicos defensivos. Fue simplemente un acto de terrorismo brutal y cruel por mandato. Algo parecido al de los armenios de la época. Pero con una sustancial diferencia.
Por ese otro crimen los turcos dieron la cara y de hecho se responsabilizaron.
España, en cambio, mandó hacer los alemanes hasta que, posteriormente, pidieron perdón, y hasta hoy los íberos esconden y niegan toda responsabilidad y justifican el hecho. Ni dejan exponer el famoso cuadro del inmortal maestro Picasso creado en homenaje al martirio de Gernika, en Euskadi. Esta obra es la mejor interpretación lisa, llana y veraz de un crimen de lesa humanidad. Sólo quedó en pie como milagro divino, su añoso roble, con sus ramas extendidas al azul, clamando piedad para sus hijos, justicia y libertad de la que jamás renegará su pueblo y raza. Ríos de tinta y toneladas de papel se escriben a diario sobre terrorismo.
Por supuesto, se olvidan y ni mencionan Hiroshima y Nagasaki, la Franja de Gaza como los actuales genocidios de Palestina, Irak, Afganistán, que al igual que Gernika siguen enriqueciendo a la historia de los peores crímenes alevosos y repugnantes de la humanidad. Ningún imperio escapa a estas responsabilidades. Los ingleses en su masacre a China con la guerra del opio, o en la India entre otras las que la «rubia» Albión donde dictó cátedras sobre crímenes. La Francia «eterna» como le gusta mencionarse, cuando junto con los yanquis en Indochina, regaban con «nalpam» (fuego líquido) las aldeas de paja con sus «Mirages» y aviones de EEUU, posteriormente, cuando siguieron la guerra, y mostraban a mujeres con bebés en brazos, ancianos y civiles en general envueltos en llamas, cual teas humanas.
España en América como Italia en Etiopía, la Rusia Soviética en Hungría o Chechenia, entre otras tantas, son ejemplos de lo que se iniciara contra el pueblo vasco en Gernika en el sigo pasado. Los muertos o mártires enterrados en torno a su glorioso roble, espiritualmente Dios no ha querido que mueran. Siguen vivos como el árbol, alimentando la ilusión de libertad y soberanía de un pueblo de justos y libertarios que gozaron de sus derechos durante milenios y que no se rendirán nunca ante la arbitrariedad del derecho de las bestias, la fuerza. Cuando refieran al terrorismo y contabilicen sus crímenes, sólo Dios lo puede hacer, el peor, es quitar la libertad y soberanía a los pueblos que con legítima justicia histórica la reclaman. No para depredar territorios o patrias ajenas como el petróleo, a título grosero, sino para que los hijos libertarios se cuadren ante sus banderas, como los vascos quieren hacerlo frente a su Ikurriña gritando a voz en cuello: ¡Gora Euskadi Askatasuna!
¡Viva Euskadi independiente!
LA REPÚBLICA (Uruguay), 26/4/2010