EL CORREO, 23/10/11
El grupo pacifista, pionero en denunciar a ETA, sale a la calle una vez más, aunque en esta ocasión para decir: «Lo logramos»
Por primera vez en sus 25 años de historia, Gesto por la Paz salió ayer a la calle sin sombras. Sin sombras de sangre, sin la sombra del miedo, sin las sombras de los acosadores que durante tanto tiempo se han escondido entre los pliegues de la oscuridad de Euskadi. Por primera vez en un cuarto de siglo, sus simpatizantes, que han derramado, y mucho, lágrimas de dolor, lloraron detrás de sus pancartas por la «alegría y satisfacción» que supone «el final del terrorismo de ETA». Así lo proclamaron durante una concentración en la bilbaína plaza del Arriaga, donde afirmaron que el hecho de que la sociedad «rechace el terrorismo» es «la mayor garantía de que la paz sea duradera».
Gesto nació en 1986, en una época de extrema dureza por parte de los violentos, y fue pionero en denunciar públicamente esa barbarie. En la historia vasca hay un apartado de imágenes de la resistencia ciudadana al terror y entre ellas figura destacada la suya, perenne, puntual: a cada atentado, la organización cívica salía a las calles en todos los municipios posibles para manifestar en silencio su condena a la banda y reivindicar la paz. Hablamos de tiempos asesinos, en los que en la calle se rompían caras. Y caían vidas.
‘Lortu dugu’. ‘Lo hemos conseguido’. La plataforma expresó con este lema su entusiamo por la declaración de ETA que el jueves decretó el cese definitivo de su actividad. Llevó hasta el Arriaga un libro ilustrado de estas décadas de tragedia: desplegó las pancartas que ha exhibido en cada concentración desde su fundación. Su sola visión desbordó la emoción entre los asistentes.
Unos 200 simpatizantes se fundieron en abrazos e intercambiaron felicitaciones. Hubo un recuerdo a las más de 800 víctimas mortales de la banda y a las «miles» de personas, «aún sin contabilizar», que «tienen señaladas en su cuerpo las pruebas del dolor que la más dura intransigencia les dejó para siempre». A todas ellas, el grupo pacifista las definió como «el motor que empujó la deslegitimación del terrorismo». «Una sola víctima ya es suficiente para negar todo lo que significaba ETA», apostilló.
Para la plataforma, a partir de ahora será necesaria «calma y paciencia, mucha prudencia, tolerancia, respeto y empatía», así como un análisis de los «errores» del pasado. Sus miembros rememoraron cómo en su día fue necesario despertar a «una sociedad adormecida por el terror de las pistolas y las bombas».
«Afortunadamente, aquello cambió y la lucha contra el terror fue convirtiéndose en un clamor mayoritario», añadieron, antes de rendir homenaje a «las personas que rompieron con el miedo, que se comprometieron con esta sociedad, con los mejores valores que pueden inspirar una convivencia normalizada, que se solidarizaron con cada víctima, que se atrevieron a dejar de ser invisibles e indiferentes y se convirtieron en un punto de resistencia a la barbarie».
EL CORREO, 23/10/11