EL CORREO, 9/7/11
La coordinadora pacifista apuesta por resarcir y reconocer públicamente la «injusticia» cometida con estos damnificados
Gesto por la Paz defendió ayer la necesidad de reconocer públicamente a las víctimas de la violencia «indebidamente ejercida desde el Estado en la lucha antiterrorista» y abogó por resarcir a este colectivo mediante la concesión de ayudas que se sitúen en la misma línea de las «percibidas por quienes sufrieron injusticias similares», en alusión, entre otros, a los afectados por la violencia de ETA.
La coordinadora pacifista, representada por Fabián Laespada, Itziar Aspuru e Inés Rodríguez, presentó ayer en Bilbao un informe sobre las que calificaron como «las otras víctimas» con el objetivo de emplazar a la sociedad a realizar una «reflexión pausada» sobre la situación en la que se encuentran estos damnificados y sacarles así del «ostracismo» en el que han vivido durante años. Desde Gesto afirman que la lucha contra el terrorismo en Euskadi «no siempre ha sido ejemplar». Se refieren así a las vulneraciones de derechos humanos con una motivación política de fondo que ocurrieron «fundamentalmente al final de la época franquista y durante la transición a la democracia». Sin que este escenario -según matizan-, pertenezca «sólo al pasado». «Han sentencias que demuestran que continúan produciéndose torturas», apuntan.
En el documento, la agrupación aboga por buscar fórmulas de reconocimiento público dirigidas a estos damnificados que sean «respetuosas con la diversidad de víctimas» y en los que se distinga «el reconocimiento, que no homenaje» de aquellos que primero fueron verdugos. «Reconocer a las otras víctimas no significa estar cerca de los victimarios», subrayaron. En esta línea, recordaron que «alto porcentaje» de estos afectados «no tenían nada que ver con grupos terroristas» y emplazaron a «eliminar esa clase de prejuicios enraizados». La coordinadora apostó, asimismo, por «procurar procesos de recuperación de la memoria, abiertos a recopilar todas las experiencias» y que se desarrollen de manera «coordinada, no enfrentada». En definitiva, a allanar el camino hacia una «memoria compartida».
EL CORREO, 9/7/11