EL CORREO, 18/9/11
Los responsables institucionales de Bildu deben desbloquear el funcionamiento ordinario de ayuntamientos y Diputación
El acceso de Bildu al gobierno de numerosos ayuntamientos y de la Diputación guipuzcoana se produjo a través de candidaturas conformadas entre dos partidos minorizados, EA y Alternatiba, con la inclusión de personas que bajo la denominación de ‘independientes’ permitirían el regreso de la izquierda abertzale a las instituciones. El inesperado éxito obtenido en los comicios del 22 de mayo, la bisoñez de la mayor parte de sus electos, la carencia de un programa y de una experiencia previa de gestión y la falta de mecanismos de decisión ágiles tanto en la coalición como en una izquierda abertzale orgánicamente desestructurada explican la mezcla de atonía, recelo y cautela que está neutralizando la administración de los asuntos públicos por parte de los responsables de Bildu. A ello se le une una estrechez presupuestaria que reduce drásticamente el margen de discrecionalidad política con el que podrían actuar. Pero hay en su actitud de gobierno un componente táctico que no pueden disimular a los 100 días de su llegada a los ayuntamientos y la Diputación, cual es su inclinación a eludir riesgos y compromisos en la gestión para afrontar las dos próximas citas electorales -generales y autonómicas- sin arrostrar los costes que comportaría una acción más decidida. La izquierda abertzale ha convertido su propia inseguridad y la complejidad de la administración local y foral en motivo para paralizar proyectos y posponer decisiones, llegando a romper el ritmo de las administraciones en la tramitación de asuntos ordinarios. La llegada de Bildu a la gestión pública hacía temer que el adanismo ideológico se impusiera sobre el interés común. Ello se ha visto reflejado en la retórica participativa y poco más. Pero está dando lugar a una preocupante ralentización de la actividad institucional, a la que contribuyen las dificultades de la oposición para encontrar su sitio en el nuevo tiempo. La preeminencia del interés común emplaza a Bildu a desbloquear la toma de decisiones, especialmente cuando éstas se sustentan en líneas de actuación de largo recorrido y en el criterio solvente de los técnicos municipales y forales.
EL CORREO, 18/9/11