Del Blog de Santiago González
¿Cómo debe encajar un gobernante que la portavoz de un partido cuya abstención pagó a peso de oro le ladre desde la tribuna de oradores del Congreso que “a mí la gobernabilidad de España me importa un comino”? La portavoz de ERC para la ocasión era Montse Bassa y en el caso de que estuviera alfabetizada podría haberse marcado un Paco Umbral: “Yo he venido aquí a hablar de mi libro”. Como no había tal explicó que estaba hablando en el Congreso para reivindicar a su hermana, la golpista Dolors Bassa: “señor Sánchez, le hablo como familia de una presa política catalana […] No solo los jueces (del Tribunal Supremo), también ustedes son verdugos, porque está en sus manos cambiar las leyes”. Y derogar el Código Penal. Inés Arrimadas apuntó el sábado que ella tenía un truqui para evitar estas situaciones: “que no delincan».
Montse Bassa tenía como referente la humillación que su compañero había infligido al doctor Sánchez. Es lo malo de los segundos espadas, que tienen que venirse arriba para superar el reto de los titulares. Lo mismo le pasó a Oskar Matute, que hacía calentamientos en Twitter ya desde la víspera: “Estoy leyendo a los ultralopitecos de #Bildu es ETA. Mañana intervengo en el Congreso y tengo un recado para ellos. Spoiler: no les va a gustar”. Diego de Schouwer se alarmó en la red: “No me digas que mañana toca mirar debajo del coche”. Matute se lió un poco al atacar a Casado citándole el GAL y el BVE; también al citar una cursilería de Ernesto Guevara de la Sierra (sic), después de reivindicar al grupo LGTBI. Eran escasamente compatibles. La Cuba del Che construyó campos de trabajos forzados para homosexuales, con un lema seguramente inspirado en Auschwitz: “El trabajo os hará hombres”. Citó a la Pasionaria durante una presunta estancia en el Ministerio de la Gobernación que solo él debe conocer.
Pedro I el Trolas ni siquiera pestañeó. Citó a Azaña y lo hizo mal. Tanto que fue corregido por Casado, Abascal y Arrimadas. Y los tres tenían razón. Quizá apretó las mandíbulas, que es su manera más habitual de expresar emociones. ¿Sabes lo que me dicen mis votantes?” le preguntaba a Susana Griso. “Con Iglesias a ningún lado”. Por aquellos días, ya en registro mitin, insistía: “¿Os imagináis, amigos, esta crisis en Cataluña, con la mitad del Gobierno defendiendo la Constitución y la otra mitad diciendo que hay presos políticos en Cataluña y defendiendo el derecho de autodeterminación?¿Dónde estaría España? ¿Y dónde estaría la izquierda?”
Los socialistas aplaudían de pie la llegada al atril de Pablo Iglesias y volvían a aplaudirle al fin de su intervención, después de advertir al PP: “Si quieren defender la Monarquía eviten que esta se identifique con ustedes. Son ustedes la mayor amenaza contra la Monarquía en España”. Volvieron a aplaudir los socialistas.
Aplaudía también con entusiasmo sonriente Irene Ceaucescu, la próxima ministra de Igualdad. La novia del secretario general había escrito en esa unidad mínima del pensamiento que es el tuit: “Felipe no serás Rey, porque vienen nuestros recortes y serán con guillotina” y este otro: “todos los Borbones a los tiburones”. Son exactamente los mismos tuits que antes había publicado su antecesora en el corazón del sultán, Tania Sánchez, lo que me hizo sospechar a mí que ambas tenían un mismo inspirador que les niquelaba los tuits, pero yo qué sé, igual estas dos coincidieron por chiripa, a veces la casualidad existe.
El doctor Fraude fue investido y su vicepresidente in pectore se emocionó hasta el llanto. Él es un artista en la división del trabajo; ahora nos tocará llorar a nosotros.