Los últimos contactos han sido intensos, empujados por los altibajos de montaña rusa propios de las negociaciones contrarreloj. Las mayores dificultades al final surgieron con Ciudadanos. Sin embargo, ayer, a última hora, el Gobierno y la formación que lidera Rivera superaban los escollos y las tensiones y tocaban el pacto con la punta de los dedos. Un acuerdo que el hombre de máxima confianza de Rivera para las cuestiones económicas, Luis Garicano, anticipaba mediante un mensaje en su cuenta de Twitter: «Acabamos de llegar a un acuerdo de Presupuestos que invierte en la clase media y en modernizar España. Mañana más».
Garicano había mantenido sus últimas conversaciones con el secretario de Estado de Hacienda. Contactos en los que salieron a relucir demandas nuevas del partido naranja, especialmente relacionadas con la fiscalidad, y que hicieron que el Gobierno temiera que el pacto pudiera malograrse. Los últimos flecos por cerrar afectaban a 1.800 millones de los 3.800 en que se cifraban las peticiones totales de C’s.
Los restantes 2.000 millones sí que recibieron el visto bueno del PP. C’s los arrancó para el paquete de medidas sociales de su programa, en el que se incluyen, entre otras cosas, el complemento salarial para jóvenes menores de 30 años (unos 1.300 millones), un plan contra la pobreza infantil (350 millones), otro contra el fracaso escolar (30 millones) y el aumento del permiso de paternidad (235 millones), informa Raúl Piña.
En las últimas horas, el ministro de Hacienda ha mantenido, además, encuentros y conversaciones con el diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, y con el consejero de Hacienda y Economía del Gobierno vasco, Pedro Azpiazu, así como con representantes de Unidos Podemos.
A menos de dos días de que el proyecto de cuentas del Estado para 2017 reciba la luz verde para su remisión al Congreso, el Gobierno llegó a lamentar la tensión que Ciudadanos estaba imprimiendo a la negociación presentando exigencias de «último minuto». De hecho, los recelos entre el partido naranja y los populares, a cuenta de la imputación del presidente murciano, Pedro Antonio Sánchez, parecían haberse extendido a más ámbitos y arrojaban una sombra de desconfianza respecto a la posición final que mantendría Rivera ante los Presupuestos.
Desde C’s, apenas un par de horas antes de que Garicano publicase su tuit, se advertía: «Si las partidas que negociamos están finalmente en el Presupuesto, lo apoyaremos; pero tenemos que verlo negro sobre blanco». Y desde Hacienda se respondía esgrimiendo la obligación de respetar el marco establecido por el techo de gasto, dentro del cual pueden hacerse algunos trasvases de cantidades pero no engordar la cifra total.
Los dos grandes grupos que sin duda rechazarán el Presupuesto –PSOE y Unidos Podemos– sí daban por hecho que el Ejecutivo conseguirá votos suficientes para superar, aun por la mínima, el primero de los obstáculos que implica tumbar las enmiendas a la totalidad que se presenten contra las cuentas y que de aprobarse supondría la devolución inmediata del proyecto al Gobierno.
El apoyo del PNV se daba ayer por hecho. Más aún, en el Ejecutivo elogian la «seriedad» con la que los vascos han llevado a cabo las negociaciones y que, en buena medida, se han desarrollado no con sus representantes en el Congreso, sino directamente con la Lehendakaritza,habida cuenta de que se trata de una discusión que no sólo versa sobre ingresos, gastos e inversiones, sino también sobre cuestiones políticas.
Con NC, el Gobierno alberga una fundada esperanza, porque así lo ha manifestado su representante en la Cámara, de que tras la primera votación de las cuentas –en la que se posicionará en contra–, se abra a las negociaciones durante el trámite de enmiendas parciales. El partido canario reclama que las cuantías imputadas al régimen económico de las Islas se desliguen del sistema de financiación autonómica y se incluyan en los Presupuestos, elevándose al menos hasta alcanzar la media del resto de las regiones. Además, Quevedo pide que se corrija el déficit acumulado en el convenio de carreteras.
La posibilidad de que NC se suba al carro del apoyo después de la primera votación sería suficiente para el Ejecutivo, siempre y cuando tenga atado el apoyo de Coalición Canaria, C’s y el PNV. En dicho trámite, el primero que debe superar el proyecto de Presupuestos, bastaría con un empate a 175 de los síes y los noes. Si así fuera, se repetiría la votación tres veces y si las tablas se mantienen las cuentas del Estado superarían su primer corte.
A partir de ese momento, sí sería imprescindible contar con el apoyo de Quevedo, porque todas las votaciones posteriores necesitan más síes que noes para salir adelante. Bastaría con que una sección fuera rechazada para que todo el proyecto de ley decayese. Es por esto que Montoro no ha descuidado los contactos con otras fuerzas políticas, incluidas las que ya han anticipado su voto en contra. Como señalan desde el Gobierno, los respaldos son tan justos que no estaría de más contar con algún apoyo extra, bien en forma de voto afirmativo o abstención.