ABC 01/07/16
Las distintas corrientes de Convergència empiezan a mover ficha de cara al congreso del próximo 8 a al 10 de julio que servirá para refundar el partido. El comité organizador del congreso ultima los documentos que se debatirán en el cónclave, en el que se dirimirá el nuevo nombre del partido, su nueva dirección y medidas tales como la celebración de primarias para elegir a los cargos del partido o las candidatos a las distintas elecciones.
Entre los aspirantes a integrar la cúpula de la nueva CDC –que en principio lideraría Artur Mas como un presidente de carácter más institucional– está el diputado y exconsejero de Justicia Germà Gordo, que aspira a ser secretario general. La plataforma que lidera, Nova Convergència, ya ha lanzado su propio documento congresual y en él se propugna que el nuevo partido deber ser de «centro amplio y definirse como soberanista». Para que tengan cabida también los «no independentistas», lo que aceptan el derecho a decidir de Cataluña.
La apuesta radical por la independencia de la actual CDC, de manos de Artur Mas, ha llevado el partido a perder votos desde 2012. A ver como sólo ERC capitaliza el sentir secesionista en detrimento de los convergentes, y a que el propio Mas tuviera que renunciar a seguir presidiendo la Generalitat por la exigencia de la CUP. La misma CUP que luego dejó desamparado al gobierno del presidente Puigdemont al no aprobarle los presupuestos.
Llegados aquí, algunos sectores de CDC ven en la refundación del partido, instada por la militancia en una consulta, una oportunidad para virar al partido más al centro político.
Para la corriente de Gordó, la nueva formación no debería situarse en el centroizquierda, sino que tiene que ser un partido de «confluencia» y de «centro amplio», en el que se puedan sentir cómodos socialdemócratas, socialcristianos, democratacristianos –un guiño a Unió–, social-liberales y liberales, excluyendo los «extremismos». Lo que en politología se llama un «catch-all party».
Con todo, Nova Convergència señala que su objetivo es «la creación de un Estado dentro de la UE». De acuerdo con la mayoría ciudadana catalana y por métodos «pacíficos, legales y democráticos», precisan.