- El escritor favorito de Sánchez se baja del guindo y lo pone verde. No es sin tiempo que lo haga, pero lo pagará
Javier Cercas tiene 62 años y se considera catalán de Gerona, aunque hasta los cuatro años vivió en un pueblo de Cáceres, en una familia de ancestros falangistas. Su padre era un veterinario del rural extremeño que emigró a Cataluña. El hijo estudió Filología en Barcelona y abrazó la ideología socialista. Para ganarse la vida se convirtió en profesor de Literatura en la Universidad de Gerona, lo cual combinaba con su afición a escribir cuentos y novelas, sin mayor eco. Hasta que en el cambio de siglo despegó a lo grande con Soldados de Salamina, que lo convertiría en un autor hoy traducido a más de veinte idiomas.
Cercas se hizo famoso y lo merece, porque aunque no va a cambiar la historia de la literatura es un narrador muy sólido y de buena cabeza. Con su fama se le abrieron las puertas de la gran casa del psoeísmo, El País, donde sigue escribiendo artículos (por ahora…). Sánchez lo ha señalado en alguna entrevista como su escritor favorito. Es decir: Cercas forma parte –o más bien formaba– de lo más granado de esa corte que se ha dado en llamar la intelectualidad «progresista».
Tres días antes de las generales del 23-J, Javier Cercas se marcó en el periódico sanchista un artículo de apoyo al líder supremo titulado «Por qué pienso votar a Pedro Sánchez». Allí le afeaba la retirada de los delitos de malversación y sedición, pero justificaba su voto a Sánchez por tres motivos: porque el PSOE encarnaba a su juicio la socialdemocracia; porque el candidato socialista no suponía una amenaza para la democracia; y porque una alternativa de PP o de PP y Vox era «mala o muy mala». Así que, aunque con ciertas reservas, Cercas cumplía con la causa y anunciaba que entregaba su papeleta al PSOE, como siempre.
Ahora, en una entrevista en The Times, el escritor viene a reconocer que votar a Sánchez fue una cagada épica, lo cual lo honra, pues otros intelectuales del régimen están dispuestos a tragar con lo que haga falta por mantener las prebendas del calor del poder. Cercas se despacha a gusto. Reconoce al fin en voz alta unas cuantas verdades que no son nada nuevas. Lamenta el acuerdo con los separatistas, «un increíble acto de cinismo» solo para mantener el poder. Califica a Puigdemont de «talibán». Y en relación a su voto al PSOE en el 23-J, explica que se siente «engañado y traicionado, pues voté a Sánchez en las generales porque dijo categóricamente que no habría amnistía».
Cercas tampoco se corta ya a la hora de retratar lo que es el nacionalismo catalán, «una ideología al servicio de la cleptocracia paternalista de un grupo de familias ricas». Y lamenta que la amnistía ha dado alas a los separatistas de cara a su próximo envite y supone el reconocimiento de que «ellos no hicieron nada malo y el Estado español se equivocó».
Sobre el espectáculo de los cinco días de retiro y meditación, el novelista dice que fue una apuesta «populista» y que sintió «vergüenza». Tanto ha despertado Cercas que en un párrafo de la entrevista con el periódico londinense alude a Sánchez como un líder autocrático.
Estimado Javier, ¡bienvenido a la fachosfera! Nunca es tarde si la dicha es buena. Aunque todo esto que ahora lamentas ya estaba en marcha cuando tocabas la lira para el PSOE.
Se agradece la honestidad de Cercas, que contrasta poderosamente con muchos estruendosos silencios de nuestra intelectualidad, que como mucho osa a un muy ocasional y levísimo pellizquito; o a una alatristiana zasca en lo anecdótico para guardar silencio en lo medular, porque hay que vender libros también a la parroquia de la izquierda. El sanchismo no lo habría tenido tan fácil si no hubiese habido tantos silencios cómplices en el mundo de la cultura, desde cantantes que son el último de la fila hasta otros que nacieron en el Mediterráneo.
Bienvenido Javier al club de los honestos señalados. La disidencia se paga. Pronto te llegará una invitación elegante de la prensa global planteándote que tal vez podrías trasladarte con tu columna a otros pagos mediáticos. Expirarán para ti los grandes festejos culturales y circuitos de conferencias, tipo los del Cervantes, donde el viudísimo ejerce de comisario cultural del régimen. La turba de la izquierda tuitera comenzará a insultarte de la manera más descarnada. Tampoco podrás pasearte tranquilo por la Cataluña que tanto quieres tras llamar xenófobos a los que lo son. Los jurados literarios comenzarán a desdeñar tus obras, por muy buenas que sean, porque te has apartado del único credo admisible y correcto.
Pero a cambio podrás dormir con la conciencia tranquila, porque has expuesto la pura verdad: es un cínico y un autócrata. Así que como compatriota y lector ocasional de tus libros te doy las gracias desde mi modesta atalaya.
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