EL MUNDO – 02/07/15
· El sistema de primarias impuesto por Pablo Iglesias, con el que puede garantizarse el control de todos los puestos de salida en las listas al Congreso, ha provocado en las últimas horas una importante rebelión autonómica dentro del partido.
· Al menos las direcciones de Madrid, Baleares y Euskadi han pedido formalmente una modificación del reglamento, mientras que los secretarios generales de Andalucía y Asturias están en contra. Echenique (Aragón) tampoco lo respalda, pues se abstuvo el día que se votó.
Pablo Iglesias se enfrenta por primera vez como líder de Podemos a una rebelión autonómica dentro del partido. Y no es menor, porque según pasaban ayer las horas, las voces críticas eran cada vez más numerosas. En privado y, también de forma novedosa, en público. Las direcciones de la Comunidad de Madrid, Baleares y Euskadi y los líderes de Andalucía y Asturias rechazaron expresamente el sistema de primarias para el Congreso. Y, por si fuera poco, Aragón se suma a esas reticencias evitando posicionarse a favor, tras su abstención el pasado sábado.
Entre esta fuerte contestación está la Comunidad de Madrid, donde a pesar de que los oficialistas son –por muy poco– mayoría en la dirección, ésta aprobó el lunes una petición a Iglesias para que se corrija el reglamento de configuración de listas porque, en palabras de uno de sus impulsores, «limita enormemente las posibilidades de participación y desconsidera la pluralidad».
Además de este significativo paso dado por Madrid –la federación más importante de Podemos–, también está la decisión que tomó Baleares. El Consejo Ciudadano autonómico aprobó por una amplia mayoría una durísima resolución donde acusa a la dirección estatal de alumbrar «un método uniformador» y «contrario» a la participación «de forma libre y no tutelada en la toma de decisiones del partido». Es más, asegura que con algunas de las características del sistema, «Podemos adopta hasta la caricatura de uno de los peores vicios de los partidos de la casta»: los cuneros–personas sin relación alguna con la región–. «Tememos que tanto el déficit democrático como el desapego de nuestro compañeros y votantes» suponga «un descrédito de la herramienta transformadora que es Podemos», sostienen. La resolución remata que precisamente la formación tiene que demostrar «con el ejemplo» las demandas de «transparencia y participación que exigimos a otros partidos e instituciones».
La dirección autonómica del País Vasco también es contundente y reclama una «urgente reconsideración». En una nota interna, se califica al sistema de primarias de «incompatible tanto con los principios de regeneración que promueve Podemos» como con el «proyecto plurinacional» que defiende el partido.
Las distintas autonomías, algunos círculos como los de Toledo o Albacete y numerosos militantes dirigen sus críticas en la misma dirección. «No conozco a nadie de Podemos (de la estructura de Podemos, de CQP [la marca que utiliza Iglesias en los procesos internos], círculos ni nada) a quien le parezca un acierto las primarias. No recuerdo tanta unanimidad en Podemos desde [el congreso de] Vistalegre», escribió ayer en su Facebook la diputada madrileña Beatriz Gimeno. Su escrito deja otra ácida reflexión sobre la pluralidad interna en la dirección nacional: «Sin embargo, al parecer les ha parecido bien a casi todos los miembros del Consejo Ciudadano Estatal, lo que me genera muchas preguntas asociadas que tendremos que hacernos después de las elecciones».
Por un lado, las críticas se dirigen a que la votación de las primarias se haga mediante una lista única, lo que impide a cada provincia, incluso comunidad autónoma, elegir quiénes serán después sus candidatos y lo que provocará el desembarco masivo de cuneros en las provincias.
«Hay que descentralizar la toma de decisiones porque los órganos autonómicos tenemos la madurez suficiente para asumir nuestros propios procesos», manifestó ayer la líder andaluza, Teresa Rodríguez, también contraria al sistema y quien reclamó más «autonomía» y «buscar espacios en ese equilibrio de tensión entre el centro y periferia».
El otro gran reproche tiene que ver con la llamada lista plancha, esto es, la posibilidad de que los militantes voten en bloque una lista que, al organizarse a escala nacional en lugar de provincial, deja en bandeja la victoria al equipo patrocinado por Iglesias por ser el más mediático, que puede así copar la totalidad de los escaños que pueda lograr Podemos. Esta cómoda manera de votar –cono un solo click en lugar de 350– suele ser la empleada por la mayoría de los militantes porque desconocen aa muchos de los candidatos. Según denuncian sus detractores, la lista plancha, que hace que el equipo ganador ocupe la totalidad de los puestos en disputa, lamina al sector crítico y niega la más mínima integración de sensibilidades, más allá que la que Iglesias acepte incluir en la lista oficialista. Este sistema empleado en circunscripción única es más demoleador porque evita cualquier situación imprevista por la dirección estatal en los territorios donde sectores con otras sensibilidades puedan hacerse un hueco, como en Málaga.
Todo esto en un ambiente donde tanto la dirección nacional como los territorios están apelando a construir una «unidad popular» para otoño.
La cúpula de Podemos defendió ayer el sistema elegido. Un día antes, en su presentación, el secretario de Política, Íñigo Errejón, se puso la venda ante la previsible herida que podía provocar entre algunos sectores. Aunque quizá hayan sido más de los que esperaban. «Algunos en esas discusiones abiertas volverán a ver disenso, posibilidades de ruptura, ruido. Nosotros decimos que estamos acostumbrados a la política en la que se discute», dijo. «No hay formas organizativas ni primarias perfectas […]. Hay partidos políticos que eligen a sus candidatos con un dedazo, mediante negociación entre barones o simulacros. Nosotros decidimos hacer unas primarias que vuelvan a reafirmarse en el ADN con el que nosotros nacemos», defendió.
EL MUNDO – 02/07/15