«Apelamos a todos los demócratas de Europa y del mundo a que nos apoyen en defensa de los derechos hoy amenazados», leyó Pep Guardiola el domingo en su discurso a favor del referéndum independentista en Cataluña. El entrenador del Manchester City y ex del Barcelona llegó a denunciar que Cataluña sufre «los abusos de un Estado autoritario».
Estas palabras, refiriéndose a un Estado democrático occidental como es España, contrastan con las que Guardiola pronunciaba en su día sobre Qatar y que ayer fueron convenientemente recordadas.
El emirato del Golfo Pérsico es una monarquía absoluta que ha sido sistemáticamente acusada de vulnerar los derechos humanos y, recientemente, de apoyar el terrorismo islamista. Guardiola vivió en este país, fue su embajador en la candidatura para el Mundial de 2022 y lo defendió por el acuerdo publicitario alcanzado con el FC Barcelona.
La relación de Guardiola con Qatar comienza en 2003. Con 32 años y en el penúltimo tramo de su carrera futbolística, firmó por el Al-Ahli y se instaló en Doha. Durante dos cursos jugó en esta competición, en la que fue elegido el mejor jugador extranjero en su estreno. Un periodo vital y deportivo que resumió más tarde, ya como técnico barcelonista: «Viví allí durante dos años con mi familia y me trataron muy bien, dejé muchos amigos musulmanes. Te hace ver las diferentes culturas y creencias religiosas milenarias».
Estas palabras las pronunció antes de que la asamblea de socios compromisarios del Barcelona aprobara el acuerdo de patrocinio con Qatar Spots Investments (QSI), que acabó estampando el logotipo de Qatar Foundation en la pechera de la camiseta azulgrana, como también en las zonas más visibles del estadio y hasta en los membretes de algunos documentos. «Qatar es sin duda el país del mundo islámico más abierto, más occidental. Si no, no le hubieran dado el Mundial. Se quieren abrir al mundo occidental, donde las democracias están mucho más instauradas», argumentó Guardiola. De hecho, afirmó que se trata de un lugar «muy seguro» donde los ciudadanos «tienen libertad».
No es el único nexo de unión de Guardiola con Qatar. Al margen de celebrar en Doha un periodo de preparación cuando dirigía al Bayern de Múnich (2014), en su momento fue declarado embajador de la candidatura qatarí al Mundial de 2022, que acabó ganando y que, según el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, «no corre peligro» a pesar de la actual crisis diplomática, en la que cuatro países árabes han roto relaciones con el emirato por su vinculación con el terrorismo.
En aquel evento fue preguntado por la unión en una candidatura ibérica de España y Portugal por el mismo objetivo. «Sería fantástico para los dos países, ojalá entre todos podamos echar una mano», indicó al respecto, ofreciéndose incluso a ayudarles llegado el caso. La relación de Guardiola con la selección española también ha salido a relucir tras su aparición el domingo en Montjuïc. Durante su carrera profesional disputó 47 encuentros internacionales, acudiendo a un Mundial (1994), una Eurocopa (2000) y unos Juegos Olímpicos (1992), donde logró el oro.
Sobre su relación con La Roja, Guardiola habló hace dos años en una entrevista: «Siempre he pensado que la mejor manera de decir lo que somos es hacer el trabajo lo mejor posible. Fui encantado a la selección, a jugar lo mejor que sabía. Como también en el Barça, en el Brescia, en Qatar y en México o allí donde entreno».
Del mismo modo, el entrenador recriminó al entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, tras ser acusado por este de acudir a la selección sólo por dinero y sentenció sobre su postura: «Si hubiese existido un Estado catalán, habría jugado con la selección catalana porque nací en Santpedor, pero en ese momento no era viable».