Jon Juaristi-ABC

  • En este país de mastuerzos enanos, el acoso de la izquierda a Rodolfo Martín Villa hace crecer todavía más la estatura histórica del perseguido

Tengo el honor de haber sido distinguido con la amistad de Rodolfo Martín Villa y de Teo Uriarte, dos de las personas más valerosas y decentes que he conocido.

Teo Uriarte, miembro de ETA bajo el franquismo, fue condenado en el Consejo Sumarísimo de Guerra 31/69, celebrado en Burgos en diciembre de 1970. La sentencia que le imponía dos penas de muerte se hizo pública el 28 de ese mes. El 30, el Consejo de Ministros presidido por Franco conmutó las nueve condenas de muerte contra seis de los procesados por otras de cadena perpetua. En la conmutación pesó el dictamen favorable a la misma que, el día 29, hizo llegar al dictador el Consejo del Reino, del que Martín Villa formaba parte.

El pasado 17 de enero, Rodolfo Martín Villa, presentado por Antonio San José, habló en el Fórum de Nueva Economía sobre la revocación por la Justicia argentina del proceso que le fue incoado en 2014 por una jueza de por allí a instancias de gente de por aquí, de la que lo mínimo que puedo decir es que no diría nunca de ella lo que arriba he dicho de Rodolfo Martín Villa y Teo Uriarte. El pasado jueves, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña revocó una resolución de 2017, adoptada por la gente municipal y espesa de la hoy imputada Colau, que retiró a Martín Villa la Medalla de Oro de Barcelona. El pasado día 20, Podemos denunciaba en un juzgado de Vitoria a Rodolfo Martín Villa por «reírse de las víctimas del 3 de marzo de 1976». A mí, los que más me hacen reír son los liliputienses gilipollas que le buscan las cosquillas a Gulliver.

Pero hablemos algo de los sucesos del 3 de marzo del 76 en Vitoria. Terribles y luctuosos, sí. Al comentarlos, Martín Villa se refirió a la actividad terrorista de ETA en aquellos días. ¿Quiso decir que ETA estuvo implicada en los mencionados sucesos? No lo dijo, pero lo digo yo. Aquellas huelgas fueron dirigidas por un movimiento asambleario, el de los ‘comités de fábrica’, que se extendió después a los de vecinos, y que luchaba tanto contra el Sindicato Vertical como contra las centrales del antifranquismo (CC.OO., UGT y USO), que ya dialogaban abiertamente con los reformistas del Régimen como Martín Villa. En fin, del movimiento asambleario manipulado por ETA surgieron los Comandos Autónomos Anticapitalistas. Entre la mucha gente que asesinaron, estuvo el senador socialista guipuzcoano Enrique Casas, el 23 de febrero de 1984. ETA y los Comandos Autónomos Anticapitalistas querían muertos: patronos muertos y obreros muertos. Los Comandos Autónomos fueron la organización sectorial de la banda en el movimiento obrero durante los ‘años de plomo’ de 1975 a 1985. Otro día se lo cuento.

La intervención de Rodolfo Martín Villa en el Fórum de Nueva Economía terminó con un agradecimiento muy emotivo y muy especial a Teo Uriarte, que pidió declarar en su favor ante los tribunales argentinos. Por cierto, Teo y Rodolfo son grandes amigos desde hace muchos años.