Teresa Ribera prometía remontada. Se cree que son el Real Madrid

Él había anunciado: “Vamos a ganar a la derecha y a la ultraderecha. Tengo ganas de darme el gustazo de ganar a Feijóo y Abascal”. A Sánchez no le comprometían demasiado sus vaticinios; no tiene una vinculación estrecha con la realidad y no le importa caer en sus propias trampas. Colocó al frente del CIS a un tipo de su cuerda, José Féliz Tezanos, con el encargo de inducir el voto socialista, no de predecirlo. El copió el sistema y anunció batalla contra las matrioskas: uno abre la matrioska Feijóo y se encuentra con la de Abascal y cuando se abre esta se descubre la de Alvise. ¿Tiene sentido que en la víspera del cierre de campaña equipare a Alvise con Feijóo y Abascal y que augure la victoria del PSOE en contra de todos los demás sondeos y del sentido común? Se tuvo que conformar con adelantar a Abascal y a Alvise; Se acabó la Fiesta se alzó con tres escaños y Vox alcanzó un buen resultado, al aumentar su representación en el europarlamento de cuatro escaños a seis. Alvise ha empatado con Yolanda Díaz y supera a Podemos, que solo saca dos y a Junts, que se queda en uno.

El PP ha ganado las elecciones, ma non troppo. Aunque ha superado en cuatro puntos a los socialistas, su representación parlamentaria supone un escaño más que la suma de los 13 que sacó en las elecciones de 2019 y de los ocho eurodiputados de Ciudadanos cuyo grupo desaparece. El PSOE se ha quedado prácticamente con los mismos escaños de 2019: entonces tuvo 21 y ayer se quedó en 20. El resultado electoral no es un incentivo para que Pedro Sánchez adelante las elecciones generales y será considerado un buen resultado por los socialistas. Con razón, todo hay que decirlo. Para empezar por la misma comparanza entre las cabezas de lista en aquellos comicios y en estos. En el 19 encabezaba Josep Borrell y ayer lo hacía esa portentosa criatura que es Teresa Ribera. Pero sobre todo, el PSOE ha acudido a estas elecciones en medio de los escándalos de la amnistía, la corrupción que ha protagonizado la familia del presidente del Gobierno, y que involucran a los recomendados de su mujer, en quien la Fiscalía Europea ve indicios de malversación, tráfico de influencias y prevaricación,  sin olvidar, naturalmente,  a su hermano David, que a efectos fiscales se ha acogido a sagrado en tierras portuguesas y que tiene abiertas diligencias por malversación y fraude a Hacienda, al tiempo que una juez de Badajoz investiga su contrato con la Diputación pacense. ¿Todo esto solo le ha costado la pérdida de un escaño?

Los comicios de ayer se produjeron en clave puramente española. Se trataba de saber si Pedro Sánchez iba a pagar sus felonías y todo hace pensar que no, aunque la legislatura  va a ser empinada y Sánchez todavía ha de hacer frente al factor Puigdemont.