Fernando Ónega, LA VOZ DE GALICIA, 7/1/12
Ahí la tenéis: como ya no es ministra, se puede dedicar a hacer política. Viene con ganas: «Estoy lista». Tiene ambición: la de encabezar «un proyecto nuevo del socialismo español». Y hoy dará alguna pista de cómo entiende ese socialismo. Si su proyecto es realmente nuevo, le hará el favor del siglo a la socialdemocracia europea, más desorientada que un constructor del AVE a Galicia. Pasará a la historia de las ideas políticas, porque habrá aportado lustre a las anquilosadas estructuras de una gran ideología que en esta crisis del siglo XXI no supo conservar ningún Gobierno.
Os estoy hablando, claro está, de Carme Chacón, que hoy pasa por el tinte. Se va al pueblo de su padre en Almería a presentar su candidatura a la secretaría general de un partido maltrecho. Intenta con ese gesto que le tiñan de españolismo un traje que tenía demasiado color catalanista, a pesar de haber gritado tanto «Viva España». Intenta empezar la reconquista por los campos de Andalucía, los últimos dominios de su fuerza política, y quizá los pierdan también.
Tras ese paso, quedarán en el escenario dos candidatos: ella y Rubalcaba, y nadie sabe si son los restos del zapaterismo naufragado o el intento riguroso de resurrección. Yo los tomo muy en serio: son la alternativa. Es el segundo partido, con 110 diputados, siete millones de votos y más de dos mil alcaldes. A pesar del desastre electoral y la mayoría absoluta del PP, todo lo que le ocurra interesa al futuro del país. Y su renacimiento será una buena noticia para la democracia. Por tanto, es deseable.
¿Chacón o Rubalcaba?, se preguntan las quinielas, y yo vengo respondiendo en todos mis foros: proyecto; lo que importa es el proyecto. Hay tan poca diferencia entre ambos, que hasta presentan el mismo modelo de primarias. Solo los distingue la edad. Es un combate entre la veteranía y la promesa. Rubalcaba tiene a su favor la sabiduría acumulada. Chacón, que el PSOE quizá necesite un líder de largo recorrido, porque el PP acumula tanto poder territorial que se tardará lustros en desalojarlo.
El problema del socialismo español se visualiza en que no hay más que ellos dos. Aquellas grandes cabezas del felipismo han sido devoradas por los años, y no salieron sucesores. Al hablar de tercera vía, hay que buscar un alcalde que haya ganado en las urnas. Y asombraos: solo salen dos con posibilidades, el de Soria y el de Toledo. Ahí se acaba todo. La socialdemocracia es un desierto. ¿Y saben por qué? Porque el socialismo, este socialismo, ha dejado de ser atractivo. A eso me refiero al titular «hablemos claro». Y eso debe arreglar el sucesor o sucesora de ZP. Lo demás? lo demás es un simple juego de poder.
Fernando Ónega, LA VOZ DE GALICIA, 7/1/12