Javier Zarzalejos-El Correo

  • Es gracioso que los socialistas digan ser los que moderan al PNV en Euskadi, mientras los peneuvistas se jactan de hacer lo mismo con el PSOE en Madrid

Aver quién se pone a hacer campaña después de la alegría histórica que nos ha dado el Athletic y de la impresionante celebración que acompañó a la gabarra hasta el Arenal! Y, sin embargo, hay que volver a hablar sobre ese País Vasco que salido de las próximas elecciones autonómicas seguirá teniendo que enfrentarse a problemas que pocos son capaces de exponer con sinceridad estos días.

Euskadi no va bien. Ese ruido de fondo que expresa un malestar extendido se deja notar en los temores de unos y las esperanzas de otros. Seguramente se equivocarán los que vean en estas elecciones unos comicios de simple continuidad, porque es posible que estemos acercándonos a una inflexión igualmente histórica -y agravada- tanto de los problemas que afronta la sociedad vasca es sus diferentes dimensiones como en la propia percepción que tiene nuestra sociedad de sí misma.

Hemos crecido siete décimas por debajo de la media española en 2023 y la participación del País Vasco en el conjunto de la economía nacional sigue descendiendo. Solo Cataluña y Castilla y León nos superan en pérdida de empresas. La inversión extranjera se ha desplomado y la que ha llegado se ha centrado en operaciones corporativas que desplazan los centros de decisión de las empresas adquiridas fuera del País Vasco. En los últimos diez años, un 22% de jóvenes vascos se ha ido a otras comunidades, un porcentaje de jóvenes bien formados en su mayoría que buscan otras oportunidades.

Nos desplomamos en cuanto a rendimiento escolar, según el informe PISA, en buena medida por el efecto de una política lingüística que lastra a los alumnos escolarizados en un rígido modelo de inmersión, cuando aquellos no provienen de entornos familiares vascohablantes. Encabezamos con gran diferencia todos los rankings de absentismo laboral y conflictividad. Servicios públicos tenidos justamente por ejemplares hasta ahora se encuentran en una crisis que, con las actuales políticas, no tiene otra perspectiva que la de agravarse. La crisis demográfica -que en Euskadi adquiere una dimensión inédita- plantea desafíos en el terreno de la inmigración, la asistencia sanitaria estrechamente vinculada al envejecimiento y la longevidad de la población, y el ensanchamiento del déficit de las pensiones, que es cubierto -no se olvide- por la aportación solidaria de la caja única de la Seguridad Social.

Este es el espejo en el que demasiados no quieren mirarse, pero que retrata una realidad que, como advertía Ortega, cuando se ignora prepara su venganza. La generosa financiación de los servicios públicos que se deriva del Cupo es, sin duda, un factor de mitigación de estas carencias, pero quedarse a vivir en lo que nos reporta el Cupo es una temeridad con caducidad señalada.

Vivimos en un escenario de competencia global en el que no solo compiten las economías, sino las condiciones de vida que somos capaces de ofrecer, las instituciones que articulan la vida social y confieren seguridad jurídica, el entorno en el que se desarrolla la vida política. Ahora al PNV le entra la urgencia de crear una agencia, perdón por el pareado, para atraer talento. Uno se conformaría, de momento, con que fuéramos capaces de retener el mucho que tenemos y que se sigue yendo. Pero, además de constatar que son el PNV y el PSOE los que llevan gobernando el país va para medio siglo -exceptuando la irrelevancia de la presidencia de Patxi López-, habría que preguntarse si el PNV ha averiguado por qué tenemos tantas dificultades para atraer ese talento del que tanto se preocupan ahora. Necesitamos médicos y personal sanitario por los que pujan otras comunidades y otros países, ¿por qué no vienen? Necesitamos mucho talento y formación para el despliegue de la Inteligencia Artificial, un talento que es objeto de una competición a escala global para hacerse con él. ¿Qué vamos a hacer para que venga?

¿Qué pasa con la educación? ¿O es que creemos que señalar a los «inmigrantes» como los causantes del bajo rendimiento escolar resuelve el problema, además de no ser cierto?¿Vamos a utilizar las ventajas competitivas que nos facilita el Concierto Económico o seguiremos en esta política peor que socialdemócrata de un partido que intensifica su mensaje moderado a modo de aliño cosmético ahora que vienen elecciones pero apoya todas las políticas de izquierda de Sánchez en Madrid? Es gracioso que los socialistas digan ser los que moderan al PNV en Euskadi, mientras el PNV se jacta de ser el que modera a los socialistas en Madrid. Al final, como dice el refrán, «unos por otros, la casa sin barrer» y Bildu en ascenso.

¡Y todavía dicen que el PNV es el voto útil!