Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo
Una vez rechazada la oferta que el Sabadell presenta como hostil, agresiva e inesperada, y BBVA como conocida y planteada previamente con suficiente antelación, la pelota vuelve al campo del segundo. Seguro que el primer sentimiento habrá sido una mezcla de frustración y rabia, dado que incluía una prima del 30%, la cual es cualquier cosa menos cicatera. ¿Cuánto tiempo tardará el Sabadell en recuperar ese porcentaje en su capitalización bursátil? La contundente respuesta asegura que ellos solos lo van a hacer mejor. Ya, pero ¿cuándo y cuánto? Los resultados han sido buenos y mejoran los anteriores, pero eso mismo lo han conseguido todos los bancos y la causa fundamental hay que buscarla en la nueva situación de tipos y en su impacto en los márgenes. Por eso, la comparación más oportuna es entre el valor en Bolsa y el valor en libros. Y ahí el Sabadell no lo ha recuperado, algo que otros sí han conseguido.
De ahí que la negativa se interprete más en términos de poder personal que en el meramente valorativo. Sea como sea, si el BBVA quiere mantener viva la operación o mejora los números de la oferta o la importancia de los cargos ofrecidos en la gobernanza del banco resultante de la fusión. Hay una tercera opción que consiste en rodear al consejo y dirigirse directamente al accionariado a través de una OPA, para lo cual no necesita mejorar la oferta que considera suficientemente generosa. Una vez rechazada BBVA subió ayer el 3,6% y Sabadell bajó un 0,4%. ¿Quiere esto decir que recibió el rechazo con alivio para el primero y con castigo para el segundo? No. Un día es un lapso de tiempo demasiado exiguo para extraer conclusiones definitivas.
La negativa se interpreta más en términos de poder personal que en el meramente valorativo
Pero la OPA es una operación de riesgo que a estas alturas no se puede perder y solo se puede lanzar si hay garantías de éxito. El rechazo a esta segunda iniciativa no es un demérito grave para los gestores de BBVA, pues procede del consejo y de sus intereses particulares, pero un tercer fracaso sería definitivamente desastroso para su imagen ya que lo impondrían los accionistas. Es decir, habrá OPA si BBVA consigue el acuerdo previo de los principales accionistas, empezando por los comunes y si se ofrecen a actuar de tractores del resto. Si no es así, es mejor lamerse las heridas y pensar en que se hace con el exceso de capital.
Ahora que lo digo, podría copiar el compromiso decidido por el Sabadell y devolvérselo a los accionistas…