Manuel Marín-Vozpópuli
- «Me faltan diez tíos del PSOE que se rebelen, que apoyen una moción instrumental, que provoquen elecciones y pongan el contador a cero»
Es un socialista apartado del mundanal ruido. Pasó su época de ambiciones, pulsión de poder y brillantina parlamentaria. Pasaron los micrófonos y la ansiedad del figureo. Ni es de la vieja guardia ni es un sanchista redomado. Es, como dice, socialista y punto. Pero un socialista desarmado, sumido en un pesimismo existencial, en una añoranza de lo que pudo ser este PSOE y pronto dejó de ser. «Habría sido justicia poética que el furgón hubiese sido un Peugeot». Con esta expresión resume su estado de ánimo. Dejó de fumar hace tiempo, lee la prensa a diario, vive su vida sin remordimientos de nada, ya escribe menos, pero piensa en voz alta. Dos Jameson con hielo sobre la mesa y se vacía el alma diseccionando la realidad que observa. «Esto ya no es decirle al rey que está desnudo. Es decirle a todos los que están con él tapando tanta miseria moral, que están todos en pelotas«.
«Joder, un PSOE normal… ¿Es mucho pedir? Echo de menos a un partido con líneas rojas de verdad. Nadie es ingenuo, el poder es el poder. Pero es que ahora vale todo y nos está arrastrando por el lodo. Habla con alcaldes, con concejales, con miembros de diputaciones y pregúntales por lo que esperan para 2027, en las municipales y autonómicas. Hay un acojone general. Eso que veis por Madrid de que todo el mundo es uña y carne con el sanchismo es una entelequia. Mucha gente anda muy preocupada y están hartos de que se les abronque por el derrotismo, de que se les señale y se les grite que si no asumen toda la escombrera son unos desleales. Muy hartos de que se les exijan credenciales de fanatismo«.
«Pedro Sánchez no ve a los alcaldes, no visita a nadie, se ha encerrado con incondicionales y asustados por proteger su escaño. Ahí tiene a los dos óscar, dándose de bofetadas sin que nadie lo vea públicamente, ganando espacios, cocinando, esperando al relevo cuando toque. Son ya más sanchistas que Sánchez y sólo pelean por las migajas de lo que quede en pie. ¿Por qué no se convocan órganos relevantes del partido cuando estamos en una crisis extraordinaria? De credibilidad, de reputación, de imagen, de proyecto. No hay proyecto. El proyecto es la supervivencia de Sánchez y lo demás da igual. ¿No merece todo este pudridero que estamos viendo un comité federal? ¿Es poco ver a un tío haciendo su maleta hacia la cárcel ante las cámaras diciendo que no va a llevar cordones porque no le dejan? ¿Nadie reflexiona a fondo sobre el riesgo cada vez más evidente de un suicidio colectivo? Soportar esta degradación, vaya, no sé, empiezo a pensar que no hay militancia, sino siervos de una gleba sorda, ciega y muda».
«Diez tíos con dignidad. Diez diputados socialistas que digan ‘¡Pedro, hasta aquí!’ Por el bien del partido. Por otro presente y otro futuro. Es que no reconozco nada de lo que yo viví. Y sí, sin ingenuidades. El poder es jodido, se hacen cosas feas, se traiciona, se pisan cuellos, se acuchilla. Pero todo andaba dentro de un ecosistema reconocible, asumible, controlable. Ahora nada está bajo control. Diez tíos que se rebelen, que apoyen una moción instrumental, que se convoquen elecciones, que pongan el contador a cero. Que permita al PSOE asumir que el sanchismo es un fenómeno decadente que nos ha destrozado por fuera y por dentro. Aquí hablar de una gran coalición es alta traición, pero España la necesitaría. Sí, entre PSOE y PP, entre PP y PSOE, con un mismo objetivo: recomponer esta deriva hacia la radicalización en que nos han metido. Y estas cosas acaban mal, siempre acaban mal para las democracias. Sé que no va a ocurrir, pero, ¿por qué? Peor era la Transición y se logró lo impensable. Con renuncias, con sentido común, con ánimo de recomponer. Aquí ahora estamos destruyendo. Tanto muro y tanta leche. Franco balanceándose en un helicóptero. Abrazos a Bildu, pésames a los etarras suicidas, mendigando fotos con un golpista huido, poniendo la mano en el fuego por corruptos de mierda… Fingiendo, todo el día fingiendo que somos lo que no somos».
«A ver, es que ya no sostenemos ni los relatos. Ya lo de revisar la hemeroteca del propio Sánchez es una broma de mal gusto. Hace exactamente lo contrario de lo que decía y dice exactamente lo contrario de lo que nos convenció que iba a hacer. Y suelta que la delegación valenciana le devolvió el escaño a Ábalos y que él no podía hacer nada. Que nos toma por imbéciles, hombre, por imbéciles. ¿Un candidato en Extremadura que puede ser inhabilitado en febrero? ¿Para qué? Es como decirle al PSOE extremeño que no quiere ganar. Y luego culpar al golpismo judicial. ¿Dónde se sostiene eso? ¿Con su fiscal general destruyendo pruebas ante las narices de la UCO? Golpismo… vaya estupidez. ¿Y María Jesús Montero? Va y suelta que entre un imputado como Koldo García o como Ábalos y alguien que no lo es como Sánchez, cree a Sánchez cuando niega haberse visto con Otegi en secreto en un caserío. Y dice que Otegi también lo ha negado. A ver, entre un condenado por terrorismo y Ábalos, ¿te crees al terrorista? Por esa regla de tres que ella aplica, debería creer a Miguel Ángel Rodríguez (alter ego de Isabel Díaz Ayuso) y no a García Ortiz… Es todo una broma. Con lo que ha cuidado siempre los relatos el PSOE, ahora da lástima ver a ministros arrastrándose por los pasillos del Congreso sacudiéndose micrófonos de encima. O a Albares… diciendo que es que no hablamos de los acuerdos del Mediterráneo. ¿En serio?».
«¿Y qué me dices de la capacidad de movilización? Se ponen un viernes a convocar a gente ‘sotto voce’ para protestar el fin de semana ante el Tribunal Supremo, piden que vayan no menos de 5.000 personas… y aparecen 200, todos amigos de García Ortiz, medio gritando sin ganas aquello de ‘¡vergüenza, vergüenza!’ Vergüenza dan ellos. Garzón, Dolores Delgado, Pallín… Que no están defendiendo a García Ortiz, hombre, que nadie se engañe. Están a sus facturas al cobro contra la Sala y los marchenas que condenaron a Garzón por hacer lo que nunca debe hacer un juez. Pero ni con eso de proteger la democracia y defenderla de fachas, ni con eso, llegan ya los de mi partido». «Y no, no creo que vaya a convocar elecciones pronto. Él mismo lo dijo. ¿Para qué? ¿Para perderlas? Esperará. Todo está en aquella fantasía de ególatra que fue su manual de resistencia. Lo de la resiliencia a la frustración y tal. No es que se vea fuerte o débil, es que le da igual. Es insensible a cualquier lógica y además es un tipo audaz. Hará lo que quiera cuando quiera porque le basta con mantener cinco o seis millones de votos y acojonar a otros dos con la derecha. Seguirá con todo, no te quepa duda, por más que los periodistas alentéis cualquier adelanto electoral. No lo veo».