A pesar de que en el 23-F no se produjo uno de los entonces casi diarios atentados de ETA, la violencia terrorista fue una de las razones que impulsó el intento del golpe de Estado. Y así se refleja en las crónicas que los principales medios de comunicación han realizado con motivo del trigésimo aniversario del fallido golpe militar.
Último avatar del franquismo, la tentativa de golpe de estado del 23 de febrero de 1981 revela las resistencias de la armada para aceptar la transición democrática. Entonces, la sociedad española sufría múltiples tensiones: una economía azotada por la inflación y el paro, las reivindicaciones de las provincias en cuestiones de autonomía, las acciones terroristas de la ETA. La Unión de Centro Democrático (UCD) dirigida por Adolfo Suárez era criticada por su ineficacia. Suárez dimite el 29 de enero de 1981. Juan Carlos nombra presidente del Gobierno a Leopoldo Calvo Sotelo.
Durante su investidura del 23 de febrero a las 18h 20m, el teniente-coronel Tejero, apoyado por 16 oficiales y 170 suboficiales, irrumpió en el Parlamento. Con la amenaza de las armas, obliga a los parlamentarios a tirarse a tierra y reclama la formación de un gobierno militar. También quiere el fin de la política de las autonomías y medidas enérgicas contra el terrorismo.
Durante ese tiempo, las cámaras graban: los españoles siguen el golpe de Estado en directo. Sólo tres hombres se resisten y entre ellos, Adolfo Suárez.
A las 18h 25m se cortan las comunicaciones telefónicas entre el palacio de las Cortes y el resto del país. A las 20h, el ministerio del Interior decreta el estado de alerta en todo el país y a las 22h, el rey Juan Carlos da la orden a todos los secretarios de Estado de personarse en el ministerio del Interior y constituir un gabinete de crisis.
El rey Juan Carlos pronuncia una alocución de un minuto a las 1h 15m: ordena a las autoridades civiles y militares de restablecer el orden constitucional. A lo largo de la noche también aparece en televisión para recordar a la armada su deber de lealtad a la constitución.
El 24 de febrero a mediodía, los diputados fueron liberados y los golpistas detenidos.
El 27, millones de personas remanifestaron en todo el país pidiendo a los partidos la defensa de “la libertad, la democracia y la constitución”. España superó su transición democrática; el franquismo está totalmente muerto.
Le Monde Magazine (FRANCIA), 26/2/2011