FÉLIX MADERO, ABC – 21/07/14
· Se equivocan los que desprecian a Pedro Sánchez, puede que se estén pegando un tiro en su propio pie.
El abismo, del que Susana Díaz acaba de hablar a sus compañeros catalanes, es un lugar grande, imponente y peligroso al que nadie desea ir. La pregunta es si vamos o nos llevan. Sé a qué lugar me lleva Artur Mas, pero no tengo tan claro a dónde me quiere llevar el PSOE, ahora que recupera tono con el PSC. Lo de Mas ha sobrepasado las ansias del derecho a decidir y ahora está en independencia sí o no. Lo del PSOE es un mantra –no es despectivo, en serio– sobre la necesidad de reformar la Constitución. Bien, yo también deseo esa reforma si antes hay quien me explique los límites de la misma. Y los límites están donde la legalidad se abre paso a la ilegalidad y la trampa.
Los socialistas han desempolvado un documento que, junto con su franquicia catalana, aprobaron el 6 de julio de 2013, la llamada Declaración de Granada, de la que salió un papel con este titulo: «Un pacto territorial. La España de todos». El documento aboga por el reconocimiento de la identidad y singularidad de Cataluña. ¿Y quién no lo suscribiría?, me pregunto. Pero desear eso para Cataluña es una cosa, conseguirlo con privilegios sobre el resto de los españoles es otra. Y a eso digo no. ¿Soy un intransigente? Lo dudo. ¿Estoy en contra del pueblo catalán? Lo niego.
El PSOE, débil y confundido, se enreda, estira las palabras, manosea los conceptos, no dice nada, pero propone y propone la reforma constitucional. Por ejemplo, ¿la singularidad de la que hablan pasa por dotar en materia fiscal a Cataluña de un sistema igual al cupo vasco, sí o no? ¿El federalismo que desean daría naturaleza jurídica a un nuevo ente nacional al nivel de la nación española, sí o no? Son preguntas sencillas que no admiten un depende, y menos un quizá.
Todo esto se sugiere, pero no se nombra. Y sucede que esas pretensiones que encajarían en la llamada tercera vía –en realidad la base del llamado federalismo asimétrico– son de una complejidad enorme que necesitaría la aprobación por dos tercios en el Congreso, un referéndum, disolución de las Cortes… Un verdadero lío.
Ignoro si es verdad que Pedro Sánchez va a proponer un pacto a Rajoy para acordar las líneas rojas que PP/PSOE no estarían dispuestos a traspasar. Si así fuera, sería oportuno y clarificador, y en esta tesitura valiente. Pero no se engañe nadie: las líneas rojas están en el cumplimiento de la legalidad y en la defensa de la integridad del Estado, como ha recordado estos días Angela Merkel. Si esto se entiende, entonces la entrevista anunciada entre Rajoy y el nuevo líder socialista es oportuna y necesaria, y el pacto que propondría Sánchez para establecer las llamadas líneas rojas un acierto, quizás el único para salir de este lío.
No despreciemos al líder electo socialista, no sea que nos estemos pegando un tiro en nuestro propio pie, lo votemos o no. Hoy PP y PSOE tienen el 84 por ciento del voto de los ciudadanos. ¿Qué pasará mañana? ¿Quién sabe lo que pasará mañana?
FÉLIX MADERO, ABC – 21/07/14