Hacia la colisión frontal

HERMANN TERTSCH – ABC – 12/03/17

· Un gesto de debilidad con Erdogan de Rutte podría facilitar la victoria de Wilders en Holanda.

No solo la Alemania de Angela Merkel es un régimen nazi y fascista, según Recep Tayyip Erdogan, el presidente de Turquía, que nominalmente al menos sigue siendo un aliado de Berlín en la OTAN. También Holanda es desde ayer un estado nazi gobernado por fascistas para un Erdogan lanzado a una escalada de agresiones verbales que no augura nada bueno. La diatriba contra Holanda llegó después de que el Gobierno holandés prohibiera el aterrizaje a un avión del ministro de Exteriores turco que acudía a un mitin en Róterdam.

La crisis entre la Turquía de Erdogan y la UE se gesta desde hace tiempo, pese a lo mucho que se necesitan mutuamente. Pero nadie podía aventurar semejante agravamiento que hace temer una colisión con consecuencias catastróficas. Se habla de suspensión de ciertos pagos a Ankara y desde allí se amenaza con romperá el acuerdo que impide el flujo de emigrantes de Oriente Medio hacia Europa. El desastre podría ser muy serio. Y una nueva oleada de inmigrante podría borrar del mapa político a los gobernantes actuales.

Tras el sospechoso golpe fracasado está claro que Erdogan pretende instaurar una dictadura personal. Los principales pasos los ha dado. Ahora va a adecuar la Constitución a la nueva realidad con mecanismos de coacción como la pena de muerte. Para ratificar el proceso ha iniciado una campaña también en países democráticos. Cuyos gobiernos no pueden aceptar mítines públicos de fuerzas extranjeras en favor de la dictadura sin perder toda dignidad. Y sin favorecer a partidos que exigen un trato más firme contra la inmigración musulmana.

Berlín aún intentaba hace días buscar una solución para no enfadar a Erdogan. Pero Holanda celebra unas elecciones el miércoles que puede ganar Geert Wilders. Un gesto de debilidad del primer ministro Rutte podría facilitarle la victoria. Y suponer la primera temida victoria derechista en el oeste de Europa. Cristaliza la amenaza de grandes comunidades inmigrantes como quintacolumna de intereses contrarios al anfitrión. Y son varios los países bajo esa amenaza, España incluida.