EL MUNDO 24/01/15
Una de las mayores operaciones antidroga de los últimos años ha destapado una sorprendente relación entre narcotraficantes de hachís y grupos yihadistas. La operación Nessy ha durado dos años y ha terminado con más de 100 detenidos y 22 toneladas de hachís aprehendidas. También se han hallado fusiles de asalto provenientes de Libia.
En uno de los últimos envíos aprehendidos se encontraron dos armas de guerra: un Kalashnikov AK-47, un clásico de la Guerra Fría (el que llevaban los hermanos Kouachi en el atentado contra los miembros de Charlie Hebdo y el arma más usada en Siria e Irak por las milicias salafistas); y un M4, el fusil de las tropas de asalto de Estados Unidos. Estas armas, según la investigación, provienen de Libia, y estaban embaladas entre los fardos de hachís de un camión que iba a Francia.
En Libia se libra una guerra civil por el levantamiento y posterior caída de Gadafi. Desde 2011, tanto antes como después de la muerte del sátrapa, EEUU y países como Qatar han llenado Libia de armas ligeras. Ahora estos M4, algunos sin estrenar, pueden encontrarse en tiendas del centro de Trípoli a bajo precio, sin licencia y con munición.
Las sospechas de la Policía son que estas armas iban destinadas a un grupo radical. Es la primera vez que se detecta algo parecido, según fuentes de la lucha antiterrorista. De hecho, se planteó que esas armas fueran de los propios narcos para defenderse de grupos enemigos, pero en ese caso no se habrían encontrado embaladas. El posible vínculo con el yihadismo se refuerza con las condiciones de casi pobreza extrema de los detenidos, que lavaban todo el dinero para enviarlo al Magreb.
Para blanquearlo usaban carnicerías halal, el método de la hawala (basado en relaciones de confianza) y una mezquita en Málaga, cuyo administrador ha sido detenido. Aunque el narcotráfico siempre ha sido una de las vías de financiación del terrorismo en zonas como el Sahel o el Magreb, no había constancia hasta ahora de relaciones similares entre los vendedores de hachís y salafistas. Beatriz Mesa, experta en redes criminales vinculadas al narcosalafismo y autora de La falsa yihad, cree que el vínculo entre los vendedores de hachís y las mezquitas «no es una prueba tangible de la colaboración entre estos narcotraficantes y los imames radicales que reclutan a jóvenes para la guerra santa. Estos narcos hacen mucho dinero con ese negocio ilícito. Puede que alguno apoye de manera particular la yihad, pero no como red criminal». Para esta experta, en cambio, «sí resulta más interesante y un vínculo mucho más tangible que usen las mismas vías de transporte de droga para llevar esas armas de guerra hacia grupos armados yihadistas en Francia».
La operación comenzó hace dos años cuando la Brigada Provincial de Policía Judicial de Madrid detectó a un grupo chino que blanqueaba dinero de la venta de hachís con el mismo método que presuntamente utilizaba Gao Ping: sacar dinero de España en mercancías y correos humanos. Esa pista condujo a una trama mucho más amplia, que ha dejado un centenar de detenidos (unos 60 de origen magrebí), principalmente marroquíes. No obstante, hay también arrestados españoles, suramericanos, etcétera.
La droga no tenía como destino España, explicó ayer José Luis Conde, comisario jefe de la Policía Judicial de Madrid. Su destino eran otros estados europeos como Francia, Bélgica y Países Bajos.
La banda funcionaba con células que no se conocían entre sí y actuaban con independencia. Traían la droga a través del Estrecho de Gibraltar con lanchas rápidas, dobles fondos en vehículos, contenedores y otros sistemas. Ya en España, la almacenaban en naves industriales, donde la recogían transportistas que a su vez las llevaban a otras naves para su distribución final. En ningún momento los operarios conocían a los miembros de otros grupos, por lo que la seguridad era mayor.
La investigación la ha dirigido el juez Ruz de la Audiencia Nacional y la causa continúa secreta, dijo Juan Manuel Calleja, jefe de operaciones de la Jefatura Superior de Policía de Madrid. La delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, destacó ayer la importancia de esta operación.