Juan Mari Gastaca, EL PAÍS, 31/10/11
El Gobierno vasco ralentiza las exigencias de PNV y Bildu y antepone la crisis económica al nuevo escenario político – Se ultima un gesto con las víctimas
Freno a la presión de la Conferencia de Paz de San Sebastián. Los Gobiernos central y vasco no se van a dejar atrapar por la velocidad imprimida especialmente por la izquierda abertzale y el PNV para que antes del 20-N se visualicen «gestos» en materia de beneficios penitenciarios de presos de ETA, e incluso se acelere la legalización de Sortu. «Hasta que se celebren las elecciones generales (20-N) no habrá ninguna decisión porque no hay ningún motivo para tanta prisa», sostienen en Lehendakaritza a modo de balance de urgencia de la primera semana de contactos de Patxi López con partidos, fuerzas sociales y exlehendakaris.
Incluso, existe la voluntad en el Gobierno vasco de que una vez concluya el próximo viernes este plan de encuentros, al que restan el sindicato LAB y un colectivo de víctimas, el lehendakari resituará su discurso sobre la realidad económica porque entiende que «esa sí que es la auténtica preocupación social, la que está en la calle después de ya tenemos el anuncio de que no habrá más violencia». El equipo de colaboradores de López comparte la idea de que «esta ebullición política y mediática por el tema del cese de ETA se irá pasando y que el interés sigue estando en la economía y en la falta de empleo».
Con este movimiento táctico, ideado intencionadamente para diluir cuanto antes la presión mediática que alimentan ahora las exigencias derivadas del cuarto punto de las conclusiones del foro de Aiete, López marca su territorio. El lehendakari no ve «motivos» para que «después de años pidiendo la paz sin que nadie atendiera a la sociedad vasca, ahora que ya la hemos conseguido tengamos que responder en dos días a quienes nunca nos escucharon».
Esta teoría es compartida por el PP vasco y, por derivación, alcanza a Mariano Rajoy que ya conoce la voluntad de López aunque un portavoz del Gobierno no quiso confirmar si ambos políticos habían hablado por teléfono. «El lehendakari ha hablado con quien tiene que hablar», fue la respuesta.
Los populares quieren ver «asentada» la voluntad de paz sobre el principio «irrenunciable» del reconocimiento a las víctimas y, a partir de entonces, «ponerse a trabajar, pero sin prisas», recordaba el viernes un dirigente del equipo de Antonio Basagoiti. Así las cosas, las expectativas abertzales parecen diluirse por la vía de los hechos.
Desde el Gobierno se trabaja, mientras tanto, en cómo tributar a las víctimas un reconocimiento expreso que les permita disipar «cualquier tipo de duda» sobre la política oficial a seguir en el nuevo escenario. En Lehendakaritza ultiman cómo quedará constituido el colectivo de víctimas que se reunirá con López, previsiblemente el viernes, horas antes de que se inicie la campaña electoral.
Aunque desde el Ejecutivo vasco eluden una valoración global sobre la ronda de contactos alegando que «todavía no ha acabado», las entrevistas mantenidas hasta ahora permiten al lehendakari «estructurar» en «dos bloques» las opiniones recibidas. De un lado, «quienes comparten el desestimiento de ETA, que buscan asentar la convivencia y tener altura de miras, con generosidad, memoria y tranquilidad», apuntan; de otro, «quienes ven un proceso irreversible, buscan una solución rápida y exigen que se cumplan los acuerdos de la Conferencia de San Sebastián», agregan.
Es evidente que las conclusiones de este foro han aflorado en la mayoría de las citas. Quizá cansado por tanta reiteración, López espetó a uno de sus interlocutores que «los acuerdos de la Conferencia obligan a quienes fueron a la Conferencia, pero no a todos los demás». Ante quienes han mostrado más beligerancia en reclamar ya las primeras medidas que respondan al gesto de ETA, López recuerda cómo en materia de beneficios penitenciarios «hasta ahora era la propia banda quienes impedía a sus presos aprovecharse de estas medidas y así han pasado años y años». En este contexto es donde el Gobierno se responde con mayor contundencia, fijándose en las exigencias de la izquierda abertzale a quien «recrimina» que «no dejan de dar consejos de lo que hay que hacer en estos momentos y todavía no han asumido las responsabilidades que tienen que cumplir», en otra clara alusión al reconocimiento pendiente del dolor de las víctimas.
Juan Mari Gastaca, EL PAÍS, 31/10/11