EL MUNDO 18/01/14
· El titular del Foreign Office usa la frase del presidente catalán para advertir a Escocia
En un movimiento sin precedentes, el titular del Foreign Office William Hague ha usado unas declaraciones del presidente de la Generalitat, Artur Mas, como arma arrojadiza contra la independencia de Escocia: «Hasta el líder nacionalista catalán ha dicho que secesión supondría la exclusión de la Unión Europea».
Hasta la fecha, el Gobierno británico había mantenido una escrupulosa distancia entre el caso catalán y el caso escocés, aunque hace apenas mes y medio usó también en beneficio propio las declaraciones del presidente del Gobierno Mariano Rajoy, alegando que Escocia debería ponerse la cola y pedir el ingreso en la UE si opta por la independencia.
Durante un discurso cargado de simbolismo en el Lighthouse de Glasgow, Hague recordó también textualmente las palabras de Rajoy, aunque puso esta vez especial énfasis en la abierta contradicción entre la tesis del ministro principal de Escocia, Alex Salmond, y las declaraciones de Artur Mas el pasado mes de diciembre a La Reppublica.
«Entre el referéndum y la proclamación de la independencia, podríamos quedarnos fuera de Europa», llegó a admitir Mas. Alex Salmond sostiene sin embargo que Escocia negociaría su permanencia en la UE «desde dentro», aprovechando el período transitorio de 18 meses entre la celebración del referéndum (el 18 de septiembre) y la proclamación oficial de la independencia, en el caso de una victoria del «sí».
William Hague reiteró ayer que el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, también ha advertido que Escocia se quedaría automáticamente fuera. El titular de Exteriores afirmó que el plan de Salmond «no es realista» y advirtió que el proceso de negociación sería en cualquier caso más largo y doloroso, y estaría en cualquier caso condicionado a la aprobación final de los 28 miembros de la UE (incluido el Reino Unido).
El cambio de estrategia del Gobierno británico, que hasta ahora consideraba la cuestión escocesa como un asunto de «política interior», empezó a mascarse el jueves, con las declaraciones a la BBC del viceministro para Europa David Livington. «Algunos países con movimientos secesionistas serían muy cautos a la hora de dar luz verde a la admisión de Escocia en la UE», advirtió Livington, en referencia velada a los casos catalán y vasco.
En la presentación del informe Un análisis de Escocia: la Unión Europea y los asuntos internacionales, William Hague pidió a los escoceses que no se dejan embaucar «por las proclamas de un destino nacional romántico» y recordó que la salida del Reino Unido supondría no sólo la salida de la UE, sino también de la OTAN, del G8, del G20 y del Consejo de Seguridad.
Hague recalcó que la independencia tiene un precio: «No es cierto que la ruptura con el Reino Unido sea un beneficio sin costes; lo cierto es que hay grandes riesgos, y sería un error pretender lo contrario». Con la asistencia de Danny Alexander, del Departamento del Tesoro, Hague puso sobre la mesa un nuevo análisis económico que «demuestra cómo Escocia gana entre 1.900 y 3.800 millones de libras más (de 2.400 a 4.600 millones de euros) por estar en Europa como parte del Reino Unido».
El desembarco del titular de Foreign Office en el puerto de Glasgow fue recibido con cajas destempladas por el Gobierno escocés. La viceprimer ministra Nicola Sturgeon disparó contra la línea de flotación del buque británico, recordó la promesa de los conservadores de celebrar un referéndum sobre la Unión Europea y advirtió sin más: «El hecho es que si Escocia vota no y no somos independientes, no tenemos ninguna garantía de que seguiremos en la UE. Pueden sacarnos de ella contra nuestra propia voluntad».
Sturgeon mencionó de paso al gran ausente, David Cameron, y le pidió que acepte el reto de un debate con Alex Salmond y deje de enviar a Escocia «a sus ministros».