RAMÓN PÉREZ-MAURA-EL DEBATE
  • Este Puigdemont tan valiente, que tantas veces nos ha dicho que se va a presentar en Barcelona desafiando a la Policía represora del «Estado Español» sigue guardando sus demostraciones de valor para mejor ocasión

Este lunes ha sido un día muy revelador. Hasta el Equipo Nacional de Opinión Sincronizada estaba un poco desconcertado. No había recibido un argumentario claro de cómo minusvalorar, cómo ningunear la victoria del Partido Popular. Cuatro puntos son muchos. Lo del empate técnico por haber perdido por sólo dos escaños –entre 61 que se elegía– no colaba. Llegó entonces la dimisión de Yolanda Díaz. Ya sabemos que aquí no dimite nadie. Y, en realidad, ella tampoco. Ella cobra su sueldo como vicepresidente del Gobierno y, al menos, una parte de su retribución como diputada -imagino que cederá a su partido un porcentaje. Es el Gobierno quien le pone despacho, secretarias y coche. A nada de eso ha renunciado Begoña Díaz. Vamos, que dimitir, lo que se dice dimitir, ha dimitido de casi nada. Así las cosas, es comprensible que haya hecho su anuncio por plasma sin posibilidad de preguntarle nada. Estoy a la espera de las críticas de quienes descalificaban a Rajoy por declaraciones sin preguntas en asuntos menores y de trámite.

Muy interesante fue también el pacto de Junts y ERC en el Parlamento de Cataluña. Nos esperan grandes tardes de furia sobre la arena. No sólo porque saben que tienen que hacer una demostración de fuerza ante Sánchez para que sepa que si quiere a Illa en la Generalidad les va a tener que vender incluso a sus hijas, sino porque esta convivencia que dice haber impuesto Sánchez en Cataluña pasa por ver cómo el Tribunal Constitucional sentencia que los votos telemáticos no son válidos y allí se celebra una elección contando con los votos inválidos sin pestañear. Por cierto, este Puigdemont tan valiente, que tantas veces nos ha dicho que se va a presentar en Barcelona desafiando a la Policía represora del «Estado Español» sigue guardando sus demostraciones de valor para mejor ocasión. El 10 de junio de 2024 tampoco era el día para tirarse faroles.

Estas elecciones europeas de 2024 han demostrado que, como en la lucha de José María Aznar contra Felipe González, hay que favorecer la lluvia fina. Hasta los ciegos ven el notable avance el 9 de junio de la oposición a Sánchez y su mayoría de Gobierno. Sí, el PP se puede haber quedado con todos los escaños de Ciudadanos, pero logró tres más. ¿A quien le ha quitado Vox dos escaños y Alvise tres? El PSOE ha perdido uno en un momento en que había siete más en juego. Eso es un descalabro. Es evidente que hay un corrimiento del voto de la izquierda hacia el centro y la derecha. Y quien lo capta es el Partido Popular. Ni Vox, ni Alvise. Ya que un acuerdo para superar la división cainita del centro derecha parece imposible en esta hora, mejor harían dejando de atacar constantemente al PP, equiparándolo con el PSOE. Si creen que la solución para sacar a Sánchez con urgencia de la Moncloa es atacar al PP y proclamar que la única solución es Vox, que Santa Lucía les conserve la vista y Dios les dé larga vida. La van a necesitar.

P.S. El mejor gesto de la campaña llegó en los últimos actos del PSOE cuando empezaron a repartir pulseras con el lema «Free Bego». ¡Qué momento de gloria! ¡Cómo les traicionó el subconsciente! Sólo se puede pedir la libertad de quien está en la cárcel o está detenido. No de quien está sentado en su residencia oficial. Es decir, sospecho que ya saben cuál es el futuro más probable para Begoña. Porque, no se equivoquen. Lo procesos judiciales contra la familia Sánchez Gómez continúan. Y el nerviosismo en Sánchez y su entorno es creciente. Tienen motivos para ello.