Miquel Escudero-El Correo
En el Centro Cultural de la Ciencia de Buenos Aires hay, o había, una muestra permanente con el sugestivo nombre de ‘Lugar a Dudas’. Resulta ingenioso e incluso festivo. De hecho, ahí está el camino del aprendizaje, que deja espacio a la duda. Siempre con gran deseo de saber y con la ilusión de sentirse contento por ello. Es fundamental habituarse a distinguir lo verdadero de lo falso y no contentarse con falsas razones.
Para Descartes, todo error se hace posible al partir de experiencias poco comprendidas y al formular juicios a la ligera y sin fundamento. Alguien dirá «qué lejos queda, a qué viene hablar de ese hombre del siglo XVII, qué nos puede decir de provecho», pero hay escritos que nunca quedan obsoletos y conocerlos es imprescindible para progresar y no regresar.
No puede olvidarse que el sentido común es la cosa mejor repartida del mundo y nadie quiere tener más del que tiene. Y, si no, fijémonos en nuestros políticos, que cada día se manifiestan satisfechísimos de sí mismos. Es increíble. Solo los veo y oigo lo justo, para ver cómo está el patio. No los soporto.
La tragedia vivida en Valencia ha puesto la realidad de cada uno en su sitio. Políticos echando las culpas a otros, sin asumir su propia responsabilidad; siempre fatuos y dándose a la fuga tras ir a deshora. En cambio, los Reyes han sido ejemplares por su valentía y empatía, llevando respeto y cariño a las víctimas. Y los miles de voluntarios que se personaron ya son inolvidables por su esfuerzo y generosidad.
Fue una catástrofe natural, pero debió ser mejor paliada. La buena política de prevención exige tiempo y que la gestionen quienes más saben.