Las informaciones sobre una operación de guerra sucia orquestada por una fontanera del PSOE contra fiscales y mandos de la UCO ha empujado a Alberto Núñez Feijóo a convocar a los españoles a una manifestación el próximo 8 de junio en Madrid.
Sobran los motivos para protestar contra un Gobierno que ha llevado el deterioro de las instituciones hasta sus más altas cotas en Democracia, y contra un presidente que tiene a su mujer investigada, a su ex número dos presuntamente implicado en una trama de corrupción, a su hermano procesado y a su fiscal general al borde de la imputación.
Pero el PP no puede perder de vista que lo que debe ser capaz de llenar no son tanto las calles como las urnas.
Una manifestación puede proveer un canal expresivo para aliviar la razonable indignación contra el desgobierno y la corrupción de la era Sánchez. Pero el hartazgo realmente determinante será el que previsiblemente exprese la mayoría de los ciudadanos en las próximas elecciones generales, y el único capaz de deponer por cauces legales a un Gobierno.
Exceptuando la moción de censura, único atajo legal para reemplazar al Ejecutivo de Sánchez sin pasar por las urnas. Y sabedor de que no cuenta con los votos para ganarla, Feijóo ha hecho bien en no presentarla y, al mismo tiempo, en emplazar a los socios del PSOE a apoyarla para retratarse.
La elección entre «democracia o mafia» que Feijóo ha instado a hacer a los españoles será precisamente la que efectúen en virtud de los propios procedimientos democráticos.
De hecho, desde el punto de vista estratégico, al PP le conviene que Sánchez agote los dos años de legislatura que le restan, tal y como se ha comprometido a hacer el presidente.
Nada mejor para las expectativas electorales de Feijóo que dejar que Sánchez se siga desgastando a costa de la previsible complicación del horizonte judicial de su entorno, la laminación de sus apoyos políticos y la parálisis legislativa.
Y esto no son meras elucubraciones.
Según la encuesta de SocioMétrica para EL ESPAÑOL del pasado domingo, se está produciendo un trasvase silencioso de votos del PSOE al PP. Más de medio millón de votantes que optaron por Sánchez en 2023 lo harán por Feijóo en los próximos comicios.
Esta transferencia, la mayor desde el 23-J (6,9%), es mucho más alta que en otros momentos en los que la distancia de voto entre PP y PSOE era más amplia.
Lo cual indica que la estrategia de radicalización para fagocitar a su izquierda a la que Sánchez ha fiado su supervivencia ha enajenado a muchos socialistas moderados. Con su corrimiento hacia la izquierda, el PSOE ha dejado un espacio por el centro que está siendo ocupado por el PP.
Al PP le interesa, por tanto, permanecer fiel a esa centralidad, para ganarse al electorado moderado que será a la postre el que decida las elecciones. Es decir, desmarcarse de la dinámica polarizadora, que es la receta de Sánchez para perpetuarse en el poder.
En este sentido, una manifestación masiva puede contribuir a crear presión sobre el Gobierno, pero también a remover un mecanismo de rechazo y de movilización de la izquierda como el que le permitió a Sánchez reeditar el Gobierno tras el 23-J.
Más que excitar la agitación callejera, que no va a servir ni para acelerar la convocatoria de elecciones ni para aumentar el número de votantes del PP, lo conveniente para sentar las bases del necesario cambio de Gobierno es, irónicamente, la demora de Sánchez a la hora de llamar a los españoles las urnas.
Mientras tanto, el PP puede y debe intensificar la labor de oposición, de exigencia de rendición de cuentas al Ejecutivo y de propuesta de alternativas en el Parlamento y en los distintos foros institucionales.
Acierta José María Aznar al pedir paciencia y recordar que «faltan dos años para las elecciones y queda mucho por ver». Con más motivo teniendo en cuenta que el desarrollo de varios de los casos que afectan a Sánchez están aún por completarse.
Las elecciones se ganan con argumentos, que se van acumulando a lo largo del tiempo. Y el tiempo jugará contra Sánchez, a menos que se le ayude a fomentar la polarización que busca.