EMILIA LANDALUCE-El Mundo

A LOS VOTANTES del PP les preocupan más otras cosas que los estudios de Pablo Casado. Por ejemplo que en el Ayuntamiento de León, los ediles de la formación hayan votado a favor de incluir el lliones en las nuevas placas de las calles. O que el consejero Fernando Rey afirmase que la creación de la nueva cátedra de leonés (hablemos en español) es clave para su «posterior difusión y enseñanza».

Es deseable que Pablo Casado ponga coto en su partido a toda esa idiotez de resucitar idiomas extintos con la oscura excusa de que se trata de «riqueza cultural». El absurdo identitario debería ser patrimonio exclusivo de la izquierda más caduca. Aunque eso le cueste las críticas de las elites pobresistas. [Porque el progreso es un éxito del capitalismo].

Casado debe acostumbrase al vapuleo. Es lo que toca. La persecución es casi consustancial a la condición (de momento aspiracional) de líder del centroderecha. Sobre todo si como en el caso del político palentino se presume de galones aguirristas, que pese a todo, sigue siendo lo que más molesta a la izquierda mediática. Es una buena señal.

Por eso, es importante que Casado refute cada una de las acusaciones respecto a su máster porque en efecto, en el PP creen que su líder es diferente. Que no es como Monedero, que facturaba al chavismo por estudios sobre monedas imposibles. Que no es como Pilar Rahola, Lorena Ruiz Huertas, Carles Puigdemont o Miguel Urban, con sus currículos de ficción. Que no es como Errejón, que cobraba su beca black de la universidad de Málaga sin presentarse en el centro. Sobre todo porque el centroderecha (o cualquiera) se avergonzaría de que su presumible candidato (en el caso de Errejón a la Comunidad de Madrid) se pavoneara hablando de «precariedad» tras recibir 1.800 euros mensuales por humo académico.

Es cierto que Casado ya ha enseñado sus trabajos a 40 periodistas. Quizás los debería publicar en internet. ¿Que son una «mierda» (lo serán como tantos trabajos que sirven para aprobar másteres incluso de «reconocido prestigio») y le da pudor? A Errejón no se lo da las 30 veces que escribió «sobretodo» en su tesis. Ni a Pedro Sánchez que se diga que la suya es «ínfima» y que se la hizo el equipo de Miguel Sebastián. O al profesor Junqueras haber calcado la suya.

A Casado siempre se le va [le vamos] a exigir más. Eso es ser líder del centroderecha.