IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO

El Gobierno ha reabierto el debate sobre la subida de los impuestos. Le adelanto mi conclusión: Estoy de acuerdo, hay que subir los impuestos. Si cree que me vuelto loco, le pido que espere hasta el final para juzgarlo. Hay que subir los impuestos porque el agujero que nos están provocando la pandemia y la crisis que arrastra es de tal dimensión que serán necesarios mayores ingresos. Si hablamos de eso y no del tradicional postureo político, no hay más remedio que subir los impuestos que tienen potencia recaudatoria y que, básicamente, son tres: el IVA, los impuestos especiales y los tramos medios del IRPF. Subirlos provoca siempre una reacción airada de la población, así que es necesario envolver el principio activo de la medicina en el excipiente de una subida en paralelo de los llamados impuestos a los ricos. Ya sabe, el Patrimonio, Sucesiones y los tramos altos del IRPF. Pero no dude de que eso es solo la envoltura que hace más digerible la cruda realidad de que, si de verdad necesitamos aumentar sensiblemente la recaudación, es imprescindible tocar el núcleo duro de la fiscalidad. Así que soy partidario de subir los impuestos. Todos estos, unos para recaudar y otros para justificar.

Pero me parecería absolutamente injusto e intolerable que antes de subir los impuestos el sector público no haga un severo ajuste de sus gastos, muchos de los cuales eran ya innecesarios antes y la pandemia los ha convertido en injustificables. Le pongo unos pocos ejemplos. Hay muchísimos más. Pedro Sánchez, tras nombrar a cuatro vicepresidentes y a 22 ministros, ha incrementado el número de sus asesores hasta los 1.212. ¿Qué pasa, que los funcionarios son unos incompetentes o es que ellos son unos ignorantes? A lo largo de la pandemia ha quedado demostrado que la cogobernanza entre 17 autonomías, un ministerio y dos ciudades autónomas, es un despropósito, un guirigay inoperante y confuso. Estoy convencido de que lo mismo sucederá cuando haya que repartir los dineros que van a venir (eso espero) de Bruselas.

No necesitamos tanta Administración. Hay un responsable de pesca en el País Vasco, otro en Cantabria, otro en Asturias y otro más en Galicia. ¿De verdad saben las anchoas en qué demarcación administrativa deambulan? ¿Necesitamos 51 junteros en Álava, otros tantos en Bizkaia y los mismos en Gipuzkoa? ¿Sabe alguien qué han hecho durante el año de la pandemia? ¿Se pueden sostener hoy 17 comunidades, siete de ellas uniprovinciales? ¿Son necesarios 138 parlamentarios en la Asamblea de Madrid o 75 en el Parlamento vasco, 265 senadores, 705 europarlamentarios? ¿Necesita La Rioja un consejero de Salud y otro de Presidencia y otros de…, con su corte de auxiliares, asesores y colaboradores para relacionarse con el Gobierno central o con el de Navarra? Una buena parte de la Administración central y la mayoría de las administraciones autonómicas son redundantes o innecesarias. Así que antes de asaltar el bolsillo de los ciudadanos es obligatorio que revisen sus gastos y los recorten. Subir impuestos sí, pero después. A eso me refería.