José Ignacio Torreblanca-El País
Nada supondría un mayor alivio que la política catalana, y de paso la española, se comenzarán a regir por parámetros daneses
Se aproximan las elecciones catalanas y se plantea la eventualidad de que un candidato no ganador pudiera ser investido president(se piensa en el socialista Iceta, aunque Iglesias postula a Doménech).
Es la opción llamada “Borgen” en referencia a la serie danesa de televisión, una interesante ficción sobre un país en el que desde 1909 no ha habido un Gobierno que contara con mayoría absoluta, lo que obliga a una constante dinámica de pactos para formar Gobiernos de coalición. Lo interesante de la serie es que un año después de su estreno, la socialdemócrata Helle Thorning-Schmidt se convirtió en primera ministra de un Gobierno tripartito a pesar de haber quedado segunda (obtuvo el 24,9% de los votos y 44 escaños sobre 175 frente al 26,7% y 47 escaños de su rival conservador), haciendo así realidad a posteriori la ficción que se narraba en la serie.
Nada supondría un mayor alivio que la política catalana, y de paso la española, se comenzarán a regir por parámetros daneses. Eso significaría el fin de la polarización extrema, los vetos cruzados entre y dentro de bloques y poner fin a una dinámica de confrontación que ha reventado las instituciones del autogobierno, roto la convivencia y expulsado a las empresas. Sin contar con que, como ha señalado Alberto Penadés (“Hay otros mundos”, ELPAIS 7-11-2017), con el sistema electoral danés los independentistas no hubieran logrado tener una mayoría absoluta de escaños con una mayoría simple de votos, lo que habría hecho imposible el relato del mandato democrático y un solo pueblo machaconamente seguido por Puigdemont, Junqueras y compañía.
Pero no se emocionen. Si algo define la política danesa es que ni el sistema político, las fronteras o la identidad nacional están en cuestión. Si la polis, el demos y el territorio están en cuestión y los oponentes son considerados franquistas, indignos o corruptos, entonces la política y las políticas son imposibles, y los acuerdos sobre ellas también. Para hacer Borgen hay que estar dentro de la Constitución, no fuera de ella. Iglesias ya nos demostró votando contra la investidura de Sánchez que su serie es Juego de tronos y su libro de cabecera, El príncipe de Maquiavelo. En todo caso, en la opción danesa, la candidata Borgen debería ser mujer y líder de la oposición, esto es Arrimadas.