O bien los asesores de Zapatero se ven obligados a rebobinar sobre lo insinuado a la banda, al ver que no pueden avanzar sin que la presión popular se les eche encima, o bien tienen que aclarar que el gobierno jamás se comprometió a nada y nunca les prometió la luna, como parece que se creyó el entorno de Otegi.
Si después del derroche de mensajes y guiños producidos durante los últimos meses, los socialistas tienen que recuperar el discurso de la obviedad (a saber: que los actos delictivos del entorno de ETA tendrán respuesta policial y judicial) puede obedecer a dos razones contradictorias. O bien los asesores de Zapatero se ven obligados a rebobinar sobre lo insinuado a la banda, al ver que no pueden avanzar sin que la presión popular se les eche encima, o bien tienen que aclarar que el gobierno jamás se comprometió a nada y nunca les prometió la luna, como parece que se creyó el entorno de Otegi.
Seguramente, con el tiempo y la publicación de las actas de los encuentros en su día, se sabrá el meollo del intercambio, como ha ocurrido con anteriores treguas. Pero lo que parece evidente es que, a la ilegalizada Batasuna, no se le ha oído exigir nada diferente a la autodeterminación y la territorialidad. Esos temas sobre los que, según Permach, los socialistas no se acaban de atrever a «hincar el diente».
En Batasuna no han cambiado el discurso. Y si llegaron a creer que la propina consistiría en cierta impunidad para los terroristas y su entorno mientras durase la negociación entre ETA y el Gobierno, fue porque algún mensaje confuso de Zapatero junto al de algunos partidos emplazando a los jueces a que se acomodasen a la coyuntura política y el cambio de criterio de la Fiscalía en algunos procesos judiciales, así lo dieron a entender.
Pero como el Estado de derecho, a pesar de los tropezones, ha seguido funcionando, ha vuelto el terrorismo a la calle. Los últimos episodios han sido calificados de «ataques fascistas» por el delegado del Gobierno. Paulino Luesma, después de insistir, con más moral que el Dalai Lama, en el ‘brindis al sol’ tradicional (que se desmarquen de la violencia, que la condenen) lanza una advertencia que revela que él también es partidario de «rebobinar» para corregir errores. Porque, si «haremos frente al terror con la ley en la mano», como no podría concebirse de otro modo, ¿a qué venía que el ministro Rubalcaba haya dado solemnidad a lo obvio para asegurar que a los ladrones de pistolas, en Francia, se les acabará persiguiendo y deteniendo?
Seguramente, al reconocer que el proceso va mal, estaba dirigiendo un mensaje a la Asociación de Víctimas del Terrorismo que hoy ha convocado una manifestación en Madrid para protestar por la negociación con ETA. El lehendakari ayer estuvo con otras víctimas. Con la Asociación andaluza, en un hotel. Hace algunos años, Ibarretxe presentó su campaña de arrope a las víctimas. Su lema se llamó «con cara y ojos». Fue magníficamente presentada por Maixabel Lasa pero no consiguió romper la barrera de hielo que le sigue separando, al lehendakari y su gobierno de los colectivos más mayoritarios de las víctimas. Demasiada indiferencia durante tanto tiempo.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 25/11/2006