EL MUNDO 05/12/13
· Mayor Oreja: «Es una carrera de relevos»
El portavoz de la Generalitat, Francesc Homs, se siente verdaderamente incómodo por tener que aludir siquiera a un documento en el que ETA menciona a Cataluña. «Es que no puedo sentirme interpelado por una banda de asesinos», dice enfáticamente. Pero puestos a dar una respuesta, tiene varias y todas contundentes: «Lo que ocurre en Escocia y en Cataluña es democrático y pacífico, nada tiene que ver con el terrorismo; no sólo no es lo mismo, sino que está en las antípodas». Y añade: «No podemos creer su discurso con finalidad política, es monstruoso».
La frase del conflicto, la que generó el disgusto del portavoz del Gobierno catalán, viene contenida en el último documento aprobado por los presos de la banda, publicado por este periódico. Los etarras se resisten a asumir que la sección de política sólo es competencia de la izquierda abertzale y, una vez más, se pronuncian en un apartado al que llaman «solución al conflicto político».
«Situar el derecho a decidir en el centro de la política es una labor prioritaria», dice ETA, «la experiencia y la fuerza de los pasos dados por Escocia y por Cataluña son una referencia importante. Para activar a la mayoría social en esta línea política se ha puesto en marcha una enorme cadena popular para el próximo 8 de junio». Se refiere a la cadena con la que izquierda abertzale pretende emular la organizada en la Diada por la Asamblea Nacional de Cataluña al grito de «independencia».
Homs ni siquiera quiso entrar a valorar si ETA estaba realizando un uso oportunista de la llamada vía catalana para no darle entidad, y se rebeló ante quienes opinan que el Gobierno catalán puede acabar siendo utilizado por la banda. «Se puede rechazar y condenar lo que estamos haciendo en Cataluña, pero siempre se ha hecho, y afirmar que el pueblo de Cataluña está siendo utilizado por ETA es hacerle el juego a una banda de asesinos», advirtió.
Recordó que CiU es el único partido que siempre ha estado al lado de la lucha antiterrorista, a favor de la Ley de Partidos y en contra de una banda «execrable e inmoral» cuyos miembros han de quedarse en prisión y cumplir su penas.
Así de contundente estuvo, pero el hecho de que ETA haya asesinado durante 50 años por la ruptura de soberanía y de que haya dos formaciones incardinadas en la izquierda abertzale con los mismos objetivos y con la capacidad de diseñar estrategias y alianzas políticas contamina inevitablemente el debate. Y no sólo en Cataluña. De hecho, no parece que vaya a desaparecer, aunque ERC quiera establecer compartimentos estancos asegurando que lo que diga ETA le importa un «rábano», pero que –y es una reflexión de hace meses– siempre están dispuestos a ayudar a la «buena gente» de Bildu.
En la cúspide de la argumentación como advertencia se encuentra Mayor Oreja, cuya tesis se centra en ver el desafío como un todo. Para el dirigente del PP, «el movimiento nacionalista es como una carrera de relevos para romper España en el que ETA ha estado siempre en la vanguardia; la actuación de los gobiernos democráticos consiguió que ETA tuviese que ceder el paso en 1998 al PNV pero, ahora, la vanguardia está en el presidente Mas».
Mayor sostiene que la banda es «el embrión de lo que está ocurriendo hoy en Cataluña», porque puso el foco en esta comunidad –los encuentros de Perpiñán– cuando coligió que el País Vasco era un lugar demasiado pequeño para conseguir lo que perseguía. Pero lo que la banda «ha dejado cosechado en Cataluña quiere recogerlo en el País Vasco».
El ex ministro del Interior no encontró mucho respaldo en su posición. El portavoz del PP en el Congreso, Alfonso Alonso, sí admitió que «ETA está entusiasmada con Cataluña porque todo lo que sea destruir España le parece fantástico». «A ETA le interesa, pero no creo que tenga el poder de instrumentalizar Cataluña y no creo que la deriva de Convergència proceda de ETA», señaló Alonso, que identificó como uno de los sueños de la banda «un proceso de ruptura apoyado por las clases medias vascas y catalanas». Al contrario que Mayor, vaticinó que ese escenario es «efímero», como las «enfermedades oportunistas que consiguen hacer fortuna cuando el cuerpo está débil», como convaleciente de una crisis económica, y descartó que haya una «unidad de acción coordinada» entre nacionalistas.
Para Alonso, las alianzas en las europeas pueden resultar muy reveladoras en la demostración de sus contradicciones.
El dirigente del PSE, Rodolfo Ares, no quiso hablar de ETA. Llamó la atención sobre que Sortu ya haya propuesto al PNV suscribir el plan Ibarretxe y los acuerdos de Loyola, como una posible trampa para el lehendakari, que ha convocado una ponencia para acordar un nuevo estatus. Pero a corto plazo, recordó que precisamente lo que le está ocurriendo a Mas con ERC influye en la contención de Urkullu. Respecto a lo que pueda ocurrir o no en un futuro entre nacionalistas resuelve: «No tengo una bola de cristal».