JUAN CARLOS GIRAUTA-ABC

  • Los peores horteras del sanchismo son, como era de prever, los del cuento chino de la austeridad

Tanto abuso del Falcon es una horterada. Si fueran horteras porque comen caliente por primera vez y se han enganchado a la ostentación, pase. Podrían ser ridículos y decentes, y la ridiculez se la perdonaríamos, siempre comprensivos. Pero esa mezcla no se da nunca en el mundo hispano en general, con el que hoy naufragamos, por si no tuviéramos bastante con lo nuestro, en el populismo neobolivariano, arqueodelictivo, cleptocrático y parapolicial. Ah, la izquierda, siempre luchando contra la explotación del hombre por el hombre.

Para que no se explote al hombre ni a la mujer, ni al resto de géneros, ha empezado el Gobierno por liberarse a sí mismo del yugo de la austeridad. Bajo un presidente que no es decente resulta más fácil. Eso le dijo Sánchez a Rajoy, ¿recuerdan? Que no era decente. Rajoy se enojó bastante, pero no tanto como se enojará Sánchez cuando se lo digan a él. Normal, el verdadero indecente debe sobreactuar cuando lo descubren.

No es este el lugar para acusar al indecente Sánchez de estar provocando él solo el cambio climático con tanto avión presidencial y tanto helicóptero y tanto cochazo vacío como mueve por el mundo. Tampoco es el espacio para decir que el indecente está asociado con los legatarios de la ETA y con los canallas golpistas que siembran el odio todos los días en la triste tierra en que nací. Así que no lo digo.

Es el momento de señalar lo horteras que son todos, y lo dura que será la caída. La del estilo de vida será tremenda porque uno se acostumbra enseguida a viajar por el mundo con avión propio, séquito y parafernalia de ‘parvenu’. La otra caída puede ser peor. Tantos ‘Redondos’ y Ábalos, ¿qué se hicieron?

No les deseo el olvido a los adictos al Falcon, el todo gratis y las cuchipandis de asesoras (femenino genérico, al modo ‘woke’). Por el contrario, les deseo el recuerdo imborrable en las cabecitas de los abstencionistas de noviembre del 19, persuadidos de que la ruina y la traición a los muertos no iba con ellos. A los que votaron sanchismo tras la experiencia postmoción de censura no hay nada que decirles; un muro insalvable nos separa.

A lo que íbamos: los peores horteras del sanchismo son, como era de prever, los del cuento chino de la austeridad: limitarían sus ingresos, volarían en turista, renunciarían a los coches oficiales y demás demagogias. Uno estaba seguro de que ellos, justamente ellos, iban a agarrarse a la teta pública y a exprimir los privilegios del cargo con más codicia que nadie, pues nada hay más jodido que el resentimiento social, que avanza a dentelladas y a envidias. Los de ‘la casta’ y ‘la gente’ extrajeron su idea del poder de viejas novelas inglesas que no han leído pero han visto en series. Como es natural, al alcanzar el cuarto oscuro de La Moncloa consideran que no hay nadie por encima de ellos y se creen la familia Roy, de ‘Succession’. Una serie, para que se orienten. Los muy horteras.