EL PAÍS 20/01/15
· El escritor francés arma un revuelo al reanudar en un teatro de Colonia la promoción de su novela ‘Sumisión’
Profundamente conmocionado por el atentado islamista contra Charlie Hebdo, Michel Houellebecq suspendió la promoción de su última novela, Sumisión,que imagina un futuro próximo en el que Francia está dominada por los musulmanes. El escritor se retiró «al campo, a la nieve», según dijo su portavoz. “Sí, soy Charlie”, aseguró el 8 de enero, un día después del brutal ataque, y desde entonces había estado desaparecido. Hasta ayer, cuando presentó su libro en la ciudad alemana de Colonia.
El autor compareció en medio de una enorme expectación, subrayada por los equipos de televisión apostados a la puerta de la sala Depot1, donde se celebró el acto. Nada más llegar con su aire desgarbado y quitarse su parka, dijo que no le gustaría repetirse ante todos los periodistas que había visto. Y lanzó su carga de profundidad. “El comienzo de mis entrevistas ha sido penoso, porque he tenido que repetir en todas ellas que mi novela no es islamófoba. Ahora lo van a ser aún más, porque tendré que repetir eso y también que uno tiene el derecho de escribir una novela islamófoba si quiere”, aseguró.
Houellebecq no defraudó la expectación que había generado su presencia. Hace semanas —antes de que los hermanos Chérif y Said Kouachi acribillaran a balazos a 12 personas en la redacción de la revista satírica francesa, incluido el economista Bernard Maris, amigo íntimo del escritor—- se habían agotado las entradas para la lectura pública de su sexta novela. Pero los sucesos de París inflamaron el interés de las 600 personas que abarrotaban el acto, el único de presentación de la novela fuera de Francia.
Houellebecq reivindica el derecho a no ser responsables: no es el trabajo de un escritor, asegura, y no lo era de una publicación que llevaba en su primera página una declaración de intenciones que rezaba “Revista irresponsable”. Tras el comunicado inicial y una lectura de un fragmento de la versión alemana de Sumisión, comenzó el debate con el periodista del Frankfurter Allgemeine Nils Minkmar.
Hablaron mucho de literatura, pero las opiniones más polémicas giraron en torno a la política. ¿Qué opina de aquellos que le acusan de apoyar al Frente Nacional con su novela? “Que me da exactamente igual. No creo que nadie vaya a cambiar de ideología por leer un libro”. ¿Cómo ve a su país? “Me parece que los alemanes no se dan cuenta de lo profunda que es la crisis en Francia, un país cada vez más de derechas con un presidente de izquierdas. Si en 2017 [fecha de la próximas presidenciales francesas] vuelve a ocurrir lo mismo temo que esto pueda terminar mal”. ¿Qué propone? “Acabar con el Parlamento, votar las leyes por referéndum y elegir a ministros y jueces por una votación que pueda ser revocada”.
Houellebecq sale de una Francia aún en estado de choque por el terrorismo islamista para entrar en una Alemania en alerta. No solo en el teatro de Colonia, donde la policía había reforzado las medidas de seguridad. Centros neurálgicos del país, como la estación central de Berlín, se encuentran estos días más vigilados que antes ante el riesgo de atentados. Es el mismo motivo que obligó ayer a suspender las marchas que el movimiento islamófobo Pegida celebra cada lunes desde hace tres meses en la ciudad oriental de Dresde, justo en el extremo opuesto del país de la ciudad donde ayer habló el novelista, al que algunos tachan de misógino y racista y al que otros adoran por libros como Ampliación del campo de batalla o Plataforma.
No es casualidad que Houellebecq haya elegido Alemania para presentar su volumen en el extranjero. La acogida del autor francés al otro lado de la frontera suele ser excepcional. Unterwerfung —la traducción al alemán de Sumisión— es ya un best-seller, con 100.000 copias vendidas en unos pocos días. Una segunda edición de 50.000 ejemplares se encuentra ya lista.