EL CORREO 01/06/2013
· La coordinadora por la paz se despide con un acto en Bilbao, al que asistirá el lehendakari, y dos libros que recogen su historia.
BILBAO. Acabar como se empezó. De esta forma pondrá Gesto por la Paz el broche final a sus 28 años de rebelión cívica frente al terrorismo. La coordinadora, que en 1985 celebró su primera concentración en la Plaza Circular de Bilbao, se despedirá de la misma manera y en el mismolugar. Será hoy, a las doce del mediodía. La diferencia es que en esta ocasión no hay un atentado, un secuestro o un asesinato por los que protestar, sino todo lo contrario. El colectivo echa la persiana sabedor del «objetivo cumplido» tras el cese de la «actividad armada» decretado por ETA hace ya año y medio.
Itziar Aspuru y Fabián Laespada, históricos de Gesto por la Paz ymiembros de la comisión permanente de la misma, fueron los encargados de desgranar ayer, en la que fue la última rueda de prensa de la coordinadora, el acto que acogerá la capital vizcaína con motivo de su adiós definitivo, y que contará con una importante representación política e institucional, encabezada por el lehendakari, Iñigo Urkullu. Todos los partidos han confirmado su asistencia a la concentración de Gesto, incluido EA, socio actual de la izquierda abertzale. Noestá previsto, por contra, que acuda a la misma miembro alguno de la antigua Batasuna. En el acto intervendrán el defensor del Pueblo, Iñigo Lamarca; Mikel Mancisidor, del ámbito asociativo; Iñaki García r Arrizabalaga, hijo de una a víctima del terrorismo, y la periodista eroLourdes Pérez. Al término de dichas intervenciones, dos integrantes de Gesto leerán el último manifiesto del el colectivo, amodo de despedida iá de la sociedad. Se guardará un minuto de silencio y se realizará an una suelta de globos con forma de paloma.
La comparecencia de ayer er sirvió, asimismo, para presentar n- los dos libros, un ensayo yy una recopilación de fotografías aoen torno a la coordinadora pacifista, que saldrán a la venta el lunes. Ambas iniciativas, anzne obra de las representantes de GestoAna Rosa Gómez e Isabel Urquijo, permitirán mantener viva la memoria de lo que fue y significó este movimiento en Euskadi.
El despertar de la conciencia
La «víctima perfecta», la que impelió amuchos integrantes de este colectivo a salir a la calle a protestar contra la violencia, pudo ser José María Ryan, alguien fallecido en el atentado de Hipercor o el de Vic, ‘Yoyes’, el niño Fabián Moreno, Miguel Ángel Blanco o Fernando Buesa… «Muchos de nosotros recibimos el último empujón a rebufo de la barbarie», relata Ana Rosa en el libro ‘Un gesto que hizo sonar el silencio’. Antes de que la coordinadora pacifista naciera en 1985, ya se habían producido 465 asesinatos que, «salvo casos puntuales, no obtuvieron más que indiferencia». Gesto, consciente de que, como el resto, llegó tarde, quiso «elevar a todas las víctimas a la categoría de ‘yo’». No fue fácil. Menos aún en una sociedad en la que «quienmásy quien menos lanzó alguna vez su chaqueta al aire al escuchar en las verbenas el estribillo ‘Así voló, Carrero (Blanco), así voló, muy alto llegó’». En la que los colegios –evocaAna Rosa en el libro presentado ayer– se negaban a hacer huelga para condenar el asesinato del padre de un compañero a manos deETA, pero sí separabanlas clases para protestar porque «no había papel higiénico en los baños».
Gesto fue calificado de «movimiento facha o brazo de los GAL» por la izquierda abertzale. Nada más lejos de la realidad. El libro hace un repaso a algunas de las innumerables iniciativas públicas llevadas a cabo por el colectivo, como cuando en 2004 colocaron un calendario gigante en Bilbao en el que, «a modo de un cartón de bingo feroz», señalaron las fechas en las que se había cometido algún crimen. De 365 días que tiene el año, a díadehoy solo46están libres de tragedia. Si hay algo que ha caracterizado su andadura es una sencilla pregunta, escrita en algunas de sus pancartas hechas amano: «¿Por qué no la paz?».
Quince minutos de silencio
«Ese silencio abovedado nos proporcionaba quince minutos de libertad para nuestros pensamientos sobre la última pérdida irreparable». Eran las concentraciones en repulsa por un atentado, que luego pasaron a celebrarse todos los lunes. Sin lemas ni consignas. El colectivo llegó a tener 200 grupos repartidos por Euskadi y Navarra. «Se podría establecer un ranking, triste pero preciso, de las víctimas que más convulsionaban a la sociedad», se recoge en el libro.
Los niños ocupaban la cúspide, seguidos de los políticos, jueces o intelectuales con proyección pública. Después, los civiles asesinados indiscriminadamente, y, por último, los miembros de las fuerzas de seguridad. Ahora bien –relataAna Rosa–, las concentraciones que menos afluencia de participantes suscitaron fueron las que Gesto, para sorpresa de muchos, convocó por la muerte de algún terrorista, bien por haberse visto envuelto en un tiroteo o porque le estallase el explosivo que portaba. «Por encima de todo, seguían siendo vidas perdidas para nada», argumentaban, ante la indignación de unos y la «agresividad» de otros, comola antigua BBatasuna.
EL CORREO 01/06/2013