- Después de la Revolución de los Claveles portuguesa, muchos españoles se preguntaban si no existían en España capitanes dispuestos a defender la democracia. Y los había.
Fue allá por el mes de diciembre cuando ayudé a los miembros de la Unión Militar Democrática (UMD) que venían de Barcelona a llegar a una reunión previa. Ellos luego se fueron a la II Asamblea de la organización. Una organización militar clandestina antifranquista, fundada un día como hoy hace cincuenta años en Barcelona, en la calle General Mola 29, domicilio del comandante Guillermo Reinlein.
La fundaron once capitanes y comandantes de la guarnición catalana y uno de Madrid, en una reunión promovida por el entonces comandante Julio Busquets. Allí se elaboraron documentos, como el ideario, con objetivos civiles y militares, y otros documentos que configuraron la base de aquella organización.
La Unión Militar Democrática había nacido.
Unión porque éramos compañeros. Militar porque era nuestra fe. Democrática porque nos sentíamos ciudadanos y no súbditos.
En Madrid, el 28 de diciembre de 1974, después de la II Asamblea, me reuní con mi hermano Guillermo Reinlein y el capitán Enrique López Amor en un bar de Madrid. Me dijeron: «Llevamos 48 horas hablando de lo mismo. O te apuntas ahora y tomamos unas copas y te contamos luego o mañana, o nos das la paliza».
Muchos españoles, después del 25 de abril portugués, cuando fue derrocada la dictadura de Salazar por los militares, se preguntaban si no existían en España capitanes dispuestos a defender la democracia. Y los había.
Antes de la Revolución de los Claveles portuguesa ya había oficiales del Ejército en Cataluña de convicciones democráticas que se reunían en Barcelona. El 25 de abril no les hizo demócratas, pero les empujó a crear una organización. Y así lo hicieron. Se elaboraron un ideario y varios documentos que comenzaron a configurar la base documental de la UMD.
A partir de ese momento, la organización se dedicó a lanzar documentos, captar nuevos miembros y conectar con el MFA portugués y con los líderes políticos de la oposición, desde la extrema izquierda a la socialdemocracia de Francisco Fernández Ordóñez que luego se integraría en la UCD.
Fueron tiempos de mucha actividad y con los servicios secretos militares pisándonos los talones. Unos, como el SECED, creado con Carrero Blanco, que nos vigilaban y observaban. Otros, como el servicio de información militar del Ejército, dirigidos por el entonces coronel Saenz de Tejada (llegaría a jefe de Estado Mayor con el PSOE) nos acosaba y buscaba pruebas para procesarnos.
Ya muy metidos en 1975, en julio, se reunieron altos mandos militares en el despacho del ministro del Ejército. Y se llegaron a plantear que un comando de la Guardia Civil acudiese a una de nuestras reuniones detectadas ya, nos asesinara y colocara pruebas falsas de nuestras relaciones con la ETA, el GRAPO y, estas reales, con el MFA portugués, que tanto nos ayudarían después.
«Se acordó una segunda reunión entre la UMD y el entonces príncipe Juan Carlos, que nunca llegaría a celebrarse al saberse que la enfermedad de Franco era terminal»
El 29 de julio comenzaron las detenciones en Madrid y Pontevedra. Caímos nueve oficiales y más tarde otros dos más y tres en Barcelona, cuya causa contra ellos fue sobreseída para no dar a entender que la organización se extendía por otros territorios. También se dijo entonces que había intervenido el entonces príncipe de España, Juan Carlos I.
Meses más tarde, y ya en prisión, el príncipe, a través del duque de Arión, tomó contacto con miembros de la directiva de la UMD. Solicitó el apoyo de la organización en el caso de que Juan Carlos aceptase la Jefatura del Estado en funciones y para que si Franco pretendía volver otra vez, él se negara e hiciera valer su autoridad. Se acordó una segunda reunión, que nunca llegaría a celebrarse porque se supo que la enfermedad del dictador era irreversible.
Pero en las detenciones del 29 de julio se les escapó uno: el capitán José Ignacio Domínguez, que sería un extraordinario portavoz de la UMD en el extranjero para compensar las calumnias que los servicios secretos de Saenz de Tejada vertían sobre los procesados. Llegaron al ridículo diciendo que nuestras mujeres eran «peligrosas individuas universitarias».
El Consejo de Guerra, celebrado en Hoyo de Manzanares el 9 y 10 de marzo de 1975, fue un sainete. Ni garantía procesales, ni defensores civiles (los del 23-F sí los tuvieron con la misma normativa) ni toma en consideración de algunas pruebas. Unos militares asistentes, que luego supimos que eran de los servicios secretos, comenzaron a insultar como energúmenos. «¡Política no, que les arranquen las estrellas!».
«Todos los intentos de algunos diputados por lograr un reconocimiento de la UMD toparon con el rodillo de la mayoría absoluta del PP o el miedo de algunos ministros socialistas»
La política era defender la libertad y con un papel como arma más peligrosa. Fuimos condenados a 42 años y 6 meses de prisión por conspiración para la rebelión militar. El corresponsal de la BBC inglesa en España abrió su crónica diciendo: «Nueve jefes y oficiales del Ejército español han sido condenados a más de 42 años por defender ideas conservadoras».
Después de esto comenzó la persecución y el olvido. Persecución del mando militar a todos los oficiales y suboficiales demócratas, hubieran sido o no de la UMD. Y olvido de los gobiernos democráticos incluso tras la disolución de la UMD el 27 de junio de 1977, después de las primeras elecciones libres.
También hubo olvido por parte de los partidos políticos. Aceptaron no incluir a los militares de la UMD en la amnistía de otoño de 1977 por presiones militares. Once años después, una ampliación «descafeinada» de esa amnistía permitió a los expulsados reintegrarse en los ejércitos, pero sin posibilidad de destino, «invitados», como así fue, a pasar a la reserva transitoria.
Todos los intentos personales de algunos diputados por lograr un reconocimiento de los militares de la UMD toparon con el rodillo de la mayoría absoluta del PP o el miedo de algunos ministros socialistas a hacerlo. Hasta los años 2009 y 2010.
Carme Chacón y el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero elaboraron un documento oficial del Consejo de Ministros y publicado en el BOE en el que se reconocía la labor de la UMD. En febrero de 2010, la ministra impuso condecoraciones a los catorce procesados de la UMD.
Hay que agradecerlo, sin dudas. Pero también hay que señalar que habían pasado 35 años. Mucha prisa no se dieron.
*** Fernando Reinlein es periodista y militar expulsado del Ejército por haber pertenecido a la UMD.