«Víctimas ha habido siempre, pero hasta ahora eran invisibles: se las consideraba el precio obligado de la marcha de la historia». González o Aznar pudieron plantearse hacer una política sin ellas, pero Zapatero no puede. Ese enfoque no se ha extendido todavía lo suficiente en las filas socialistas, y ya no es posible recomponer la relación entre el Gobierno y la mayoría de las víctimas.
El pasado mes de octubre, en San Sebastián, Xabier Markiegi, ex parlamentario de Euskadiko Ezkerra, ex ararteko y actual director del Instituto Cervantes en Rabat, reflexionaba sobre el proceso que había conducido al abandono de las armas por parte de ETApm. Una de las cosas que destacó en su intervención era que entonces las víctimas del terrorismo estaban en la clandestinidad, mientras que ahora «se han hecho muy visibles y tenemos, el conjunto de la sociedad, más conciencia de que les debemos mucho, de que les debemos reconocimiento, más memoria, les debemos justicia y restitución».
El sábado en Madrid, una parte importante de las víctimas se dejó ver otra vez mostrando su desacuerdo con la política que el Gobierno está aplicando con ETA. A los socialistas les han faltado reflejos para comprender que, desde hace ya unos cuantos años, las víctimas tienen una voz propia con la que se dejan sentir en la vida política. Que tengan coincidencia con el PP no quiere decir que estén supeditadas a este partido, como se sostiene desde el poder.
Cuando se cambió la política antiterrorista y se dio paso al diálogo con ETA, el Gobierno no tuvo en cuenta que el papel actual de las víctimas no era la actitud pasiva del pasado y se limitó a pedirles silencio y resignación, sin ganarse su confianza. Fue un error grave de cálculo no entender que buena parte de las víctimas veían un conflicto entre sus expectativas de justicia y la política de diálogo con ETA. El Gobierno fue incapaz de ofrecer garantías y quiso repetir los mismos pasos que habían dado ejecutivos anteriores sin darse cuenta de que el margen de maniobra no es el mismo de entonces porque ha cambiado la sociedad.
Algunos socialistas están tratando de elaborar un discurso nuevo, distinto al aplicado por el Gobierno y el PSOE, y una muestra de ello es un reciente seminario celebrado a instancias del ex ministro Juan Manuel Eguiagaray en la Fundación Alternativas. «Víctimas ha habido siempre, pero hasta ahora eran invisibles porque se las consideraba el precio obligado de la marcha de la historia», dice la ponencia de Reyes Mate debatida en ese seminario. Felipe González o José María Aznar pudieron plantearse hacer una política sin ellas, pero Rodríguez Zapatero no puede. «Entonces era posible y hoy no», añade el texto, en el que se advierte de que el presidente «tiene que contar» con las víctimas.
Ese enfoque nuevo no se ha extendido todavía lo suficiente en las filas socialistas. El enfrentamiento y las desconfianzas han ido demasiado lejos para que se pueda recomponer la relación entre el Gobierno y la mayoría de las víctimas, al menos mientras no se modifique la actual estrategia de diálogo con ETA.
Florencio Domínguez, EL CORREO, 27/11/2006