
Cuando muere un hombre de bien como Juanma Eguiagaray, uno se siente tentado de repetirse la pregunta del maestro Billy Wilder tras el fallecimiento de su maestro. “Esto, ¿cómo lo haría Lubistch?” En aquellos tiempos convulsos del socialismo vasco, atravesado por la división de la LTH entre vizcaínos de Damborenea y guipuzcoanos de Benegas, Juanma era un vizcaíno alineado con los guipuzcoanos a quien sus íntimos clavaron un apodo exacto: el Ecuánime. Basta pensar en Juanma en este desbarajuste conceptual y moral de los socialistas y compararlo con Patxi López, que este mismo sábado, en la Universidad de Granada, volvía a difundir la calumnia de que un capitán de la UCO había planteado un atentado con bomba-lapa contra el presidente del Gobierno, al igual que lo habían hecho cuatro ministros socialistas: la vicepresidenta Montero, la portavoz Alegría y los ministros Oscar López y Oscar Puente. Comparado el Ecuánime Eguiagaray con estos especímenes lo extraño no es que sean del mismo partido, sino incluso que pertenezcan a la misma especie.
El equipo de opinión sincronizada, con esa trinidad del mal que forman la denominada Silvia Intxahorrenda, Jesús Cintora y Javier Ruiz difundieron con entusiasmo la calumnia. Para ello manipularon los mensajes cruzados entre un ejemplar capitán de la UCO, Juan Vicente Bonilla y un confidente suyo, en el que este ironiza diciendo: “de esta te dan la laureada” y el capitán le responde: “o una bomba-lapa en los bajos o un sicario venezolano”. La chusma del Gobierno ha manipulado la conversación para hacer creer que es él quien pretende atentar contra Pedro Sánchez y ya, puestos, aprovechan que Bonilla ha sido fichado como gerente de Seguridad del Servicio de Salud madrileño, con lo que esta infame tropa ha pasado a imputar a Ayuso el intento de acabar con la vida del presidente del Gobierno.
Mucho ojo. Recuerden episodios anteriores en los que quisieron hacernos tragar que la foto de una navajita damasquinada de cuatro centímetros, ampliada unas 50 veces era un arma remitida por un tarado con remite a Reyes Maroto, ‘Navajita Plateá’ y que un surtido de balas de diferentes calibres habían sido enviadas al ministro del Interior a su despacho, pasando desapercibidas a los controles de seguridad.
La izquierda es así y siempre lo ha sido. Recuerden el atentado de la OAS que sufrió François Mitterrand en octubre de 1959, cuando un presunto pied noir acribilló a tiros su coche cuando salía de una cena. El aspirante a asesino se llamaba Robert Pesquet y confesó que el atentado era un encargo que le había hecho el propio Mitterrand para mejorar su imagen.
No fue un caso aislado y no le impidió llegar a la presidencia de la República. Ya como Jefe del Estado ordenó un atentado contra el barco Rainbow Warrior de la organización ecologista Green Peace, según confesó el jefe de los servicios secretos franceses Pierre Lacoste.
No me extrañaría que en fechas próximas alguna mano amiga colocara una bomba-lapa en los bajos de algún coche policial que fuera desactivada a tiempo o explosionara sin víctimas para que Patxi López y toda la purria pueda insistir en imputárselo a la UCO.
Queréllese contra toda esa purria, capitán Bonilla. Le haremos un crowdfunding