JON JUARISTI-ABC

  • El nuevo antisemitismo de la izquierda se oculta bajo el burka del antisionismo, pero mona se queda

Resulta que en 2005 escribí un prólogo para la edición, por Seix Barral, de un ensayo de Alain Finkielkraut (‘En el nombre del Otro. Reflexiones sobre el antisemitismo que viene’). Lo había olvidado por completo. Pero he aquí que, leyendo un magnífico libro de Xavier Pericay, recién aparecido –’Ali Herscovitz. Cenizas en la vida europea de Josep Pla’, Athenaica, 2023–, lo encuentro allí, recuperado por Xavier y reproducido entre las páginas 172 y 174. Lo que sigue es un extracto muy resumido del mismo:

«El antisemitismo, según August Bebel, era el socialismo de los imbéciles. Podría recobrarse esta definición tan exacta para el antisionismo contemporáneo cambiando una sola palabra: el antisionismo es el humanitarismo de los imbéciles. El antisionismo –es decir, el antisemitismo de nuestro tiempo–, nace del amor a la Humanidad, de la que los judíos, según los antisionistas, se han autoexcluido culpablemente. Ahora bien, conviene precisar lo que entienden los antisionistas por amor. La filantropía de la izquierda humanitaria no es la caridad cristiana. Incluye un elemento orgiástico, un eros que implica fusión, ruptura de límites, disolución libidinal de una individualidad que se aborrece en el magma liberador de lo social. Para la izquierda actual, que imagina este ideal como una suerte de mestizaje compulsivo en que toda diferencia, incluso la sexual, queda abolida, nada disuelve tan eficazmente la individualidad como la umma, la comunidad islámica. La idea de un judaísmo (e incluso de un cristianismo) represivo opuesto a un islam gozosamente promiscuo puede chirriar cuando se comparan entre sí las sociedades de mayoría cristiana o judía con las islámicas, pero esto no es algo que desaliente a los imbéciles humanitarios. El odio a Israel estalla, cada vez que los israelíes muestran su voluntad de sobrevivir como Estado nacional, sobre todo en aquellas izquierdas empeñadas en destruir sus respectivos Estados nacionales. El antisionismo es una versión actualizada del antiguo antijudaísmo, que odiaba a los judíos por la resistencia de estos a asimilarse al cristianismo o al islam, y del antisemitismo clásico, que odiaba a los judíos porque se resistían a dejarse exterminar».

Por eso, cada vez que un imbécil se pone a hablar en nombre de la Humanidad para negar al Estado de Israel el derecho a defenderse, reconozco la amenaza de un antisemitismo que es ya mucho más que incipiente. En fin, ni uno solo de mis argumentos de 2005 ha sido invalidado por la deriva de la izquierda en general y la española en particular. Que estas eviten implicarse directamente en la solución final emprendida por el yihaddismo, no les impide aplaudirla con las orejas mientras la condenan hipócritamente, ni contribuir a justificarla con la matraca humanitaria, lo que Hamás les agradece, qué menos.