El lendakari no se juega el futuro del País Vasco, como suele repetir, sino su propio futuro. Ha dado oxígeno a ETA con su anunciada consulta, porque en sus manos, en los votos del PCTV, ha dejado no sólo el anunciado referéndum, sino su futuro, ya que ha anunciado que si el proyecto de ley no es aprobado en el Parlamento vasco, él se va a casa.
Ese día, dentro de tres semanas, el Parlamento vasco tendrá que votar la propuesta del lendakari en la que, tomando como base la declaración que se aprobó en el Parlamento español para el inicio del “proceso de paz” que tantos enfrentamientos produjo en su momento, se pide a la ciudadanía que se manifi este sobre un pacto político en el que los partidos vascos, sin ningún tipo de exclusión, inicien un proceso de negociación para alcanzar un acuerdo democrático sobre el ejercicio del derecho a decidir del pueblo vasco, acuerdo que sería sometido a referéndum antes de que finalice el año 2010. El derecho a decidir, el derecho de autodeterminación, en fin, el derecho a convertir el País Vasco en un nuevo Kosovo, ha sido el hilo conductor del pensamiento del lendakari desde que llegó a Ajuria Enea, hace ahora diez años, y desde que, por primera vez en el año 2000, lo formuló públicamente en Madrid en el Club Siglo XXI con gran escándalo de la clase política.
Posteriormente, lo introdujo en su célebre plan (el Plan Ibarretxe) que, aprobado por el Parlamento de Vitoria, fue rechazado por amplia mayoría en el Congreso de los Diputados, en marzo de 2005, en medio de una gran tensión y en ese ambiente de que realmente se estaba rompiendo España porque Rodríguez Zapatero, con una gran debilidad parlamentaria, estaba gobernando con el apoyo de los nacionalistas de Esquerra Republicana de Catalunya. Ahora, en una coyuntura política distinta, con un gobierno apoyado por una mayoría cómoda en el Parlamento, aparcadas ciertas debilidades que convirtieron la anterior legislatura en un permanente e improvisado conflicto, descartada cualquier negociación con ETA, y con una oposición que a pesar de su crisis interna intenta llegar a acuerdos básicos con el Gobierno, especialmente en la política antiterrorista, este segundo Plan Ibarretxe, con el anunciado referéndum que el lendakari se ha sacado de la manga, sin el previo acuerdo de los partidos políticos, y sin que haya cesado, ni mucho menos, la violencia de ETA, cae en un terreno que no está abonado para ese tipo de aventuras.
Enfrentado con un sector del partido, el que encabezaba el ex presidente del PNV Josu Jon Imaz y que ahora encabeza Íñigo Urkullu, al final de una etapa política en la que en determinados momentos ha estado a punto de saltar, con un tripartito dividido e instalado en la parálisis, con una nueva ofensiva de ETA que ha extendido su acción armada a hacer imposible la llegada del AVE (tren de Alta Velocidad), el célebre trazado de la Y vasca, igual que hizo imposible la construcción de la presa de Leizaran y la central nuclear de Lemoniz, y con una sociedad cada vez más harta de una violencia que ya dura cuarenta años, el lendakari no se juega el futuro del País Vasco, como ha repetido en numerosas ocasiones, sino su propio futuro. Y ese futuro pasa por ETA, a la que ha dado oxígeno con su anunciada consulta, porque en sus manos, en los votos del Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV, EHAK en sus siglas en euskera), ha dejado no sólo el futuro del anunciado referéndum, sino su futuro, ya que él mismo ha anunciado que si el proyecto de ley no es aprobado en el pleno del mes de junio, él se va a casa y el Partido Nacionalista Vasco tendrá que buscar otro candidato. Por eso en el texto a aprobar no hay ninguna condena a la violencia de ETA y sí algún guiño para contar con algunos de los votos del PCTV, un partido que, hay que recordar, está ilegalizado por el Tribunal Supremo.
Sea cual sea el escenario de junio, lo que parece evidente es que la única salida a esta situación de bloqueo (el Gobierno ha anunciado que si el proyecto es aprobado recurrirá al Tribunal Constitucional) es la convocatoria de elecciones. Unas elecciones en las que el Partido Socialista parte con una importante ventaja, ya que electoralmente ha ido subiendo en las distintas consultas hasta llegar al importante éxito cosechado el pasado mes de marzo, que le dio al partido de Patxi López nueve de los dieciocho diputados de la Comunidad Autónoma Vasca y nueve de los doce senadores, frente al espectacular fracaso del Partido Nacionalista Vasco, que perdió cerca de 150.000 votos. Si el Gobierno no se equivoca y evita sobre todo la victimización de Ibarretxe (la única arma electoral que tiene) el próximo lendakari, y quizás con el apoyo incluso del Partido Popular, será socialista.
José Oneto, TIEMPO, 11/6/2008