EL CORREO 04/05/14
· El PNV reivindica al exlehendakari como un «gran activo», gesto en el que coincide la izquierda abertzale.
· La ebullición soberanista devuelve al primer plano al exjefe del Ejecutivo vasco, volcado en el centro de estudios que dirige y en dar charlas en batzokis, universidades y hasta festivales.
Cuando, en 2009, Juan José Ibarretxe anunció que abandonaba la primera línea muchos no creyeron que un animal político como él diera un paso atrás. Hoy, cinco años después, el exlehendakari no ha evidenciado la más mínima señal de querer volver a la política activa –es más, se autodefine como una pieza «arqueológica»–. Pero, en puertas de reiniciarse el debate soberanista en el Parlamento vasco y en plena ebullición de los procesos catalán y escocés, su nombre ‘pinta’ más que nunca. Sobre todo por el empeño, más o menos sorprendente, de la izquierda abertzale –que, igual que el PNV, ha solicitado su comparecencia en la ponencia de autogobierno– en reivindicar su plan y su legado. EH Bildu, incluso, sugirió que el preámbulo de la fracasada iniciativa vertebrase el nuevo estatus. Hasta la socialista Gemma Zabaleta ha alabado esta semana, en una conferencia organizada por la plataforma impulsora de la cadena humana del próximo 8 de junio, la «valentía y honestidad» de Ibarretxe por defender contra viento y marea el derecho a decidir.
Esa charla, que el expolítico de Llodio compartió con la exconsejera del PSE y con el antiguo miembro de la mesa nacional de HB Floren Aoiz, ha sido la última aparición pública del exlehendakari, que ha cobrado una mayor presencia en la vida social y política vasca, con nueva imagen tocado con la clásica txapela. Aunque nunca ha dejado de ejercer su labor académica y divulgativa también en Euskadi, Ibarretxe ha estado volcado, sobre todo, en sus trabajos de investigación y colaboraciones con universidades estadounidenses y de América Latina.
Su agenda sigue sin ser frenética pero el desafío de Artur Mas en Cataluña, el próximo referéndum de independencia en Escocia y los intentos de determinados sectores y plataformas ciudadanas por avivar en las calles de Euskadi la pulsión soberanista han devuelto al primer plano su mensaje. «¿Cómo no va a participar Ibarretxe en conferencias sobre el derecho a decidir si lo ‘inventó’ él?», ironiza un cargo jeltzale. «No hay diferencia entre su plan y sus disertaciones de ahora», apunta otra fuente.
Efectivamente, nueve años después del portazo del Congreso en febrero de 2005 a su propuesta de libre adhesión entre Euskadi y España, Ibarretxe admite, como hizo el martes, que él contribuyó a forjar el concepto del derecho a decidir, hoy un cliché político de primer orden. Tanto en el acto de ‘Gure esku dago’ como en la conferencia que, un mes antes, ofreció invitado por el Colegio de Abogados de Bizkaia, Ibarretxe ha apostado por reconocerlo política y jurídicamente y ha augurado, de lo contrario, declaraciones unilaterales de independencia de las naciones sin Estado.
Ciertamente, el exlehendakari esgrimió desde los albores de su controvertido plan lo que él denomina el «principio democrático» de dar la palabra a los ciudadanos para soslayar el demonizado derecho de autodeterminación. Un eufemismo –«¿qué hay de malo en ello?», se solía preguntar– que hizo fortuna, que trasladó a su tesis doctoral y que hoy socializa de nuevo, con el aplauso de una izquierda abertzale que en los tiempos del plan Ibarretxe pregonaba «independencia y socialismo». No hay más que ver cómo le jaleó el auditorio del martes, con nutrida presencia de simpatizantes de Sortu.
«Resulta curioso ver cómo la izquierda abertzale le alaba ahora como ‘el jeltzale bueno’, cuando en su momento le dio la espalda. Tres votos a favor menos tres votos en contra del Nuevo Estatuto Político en el Parlamento son igual a cero. Y cuando volvió del Congreso era el PNV el que le estaba esperando, no ellos. Es paradójico», sostienen en Sabin Etxea, donde no se hace mención a los chispazos que el empeño soberanista de Ibarretxe hizo saltar con Josu Jon Imaz, primero, y con Iñigo Urkullu, después. Hoy, con el partido apaciguado, la participación del exlehendakari en la vida orgánica jeltzale es prácticamente nula pero su relación con el PNV, aunque no es estrecha, discurre sin sobresaltos y son frecuentes sus charlas en batzokis.
Fuentes del EBB apuntan que Ibarretxe es «muy leal» y mantiene a la dirección peneuvista al corriente de su agenda, sobre todo la vasca. Los responsables del partido reivindican su figura como «un gran activo» para el partido que, recuerdan, apostó «de manera decidida» por él en las autonómicas de 2009. «Dejar la política fue una decisión personal y exclusivamente suya», apostillan. Él, por su parte, es discreto: el martes se limitó a hacer «una declaración de amor profundo a las organizaciones a las que pertenecemos» cuando le preguntaron por el PNV. Reconoció, no obstante, que sólo discutió los detalles de la charla con su mujer, Begoña.
Sus fieles
Mientras parece ser de nuevo profeta en su tierra, Ibarretxe permanece ajeno a lo que sobre él se dice, dedicado en cuerpo y alma al Agirre Lehendakaria Center (ALC), el centro de estudios políticos y sociales que dirige. Un proyecto al que se sumó la UPV –Ibarretxe también ha ejercido de conferenciante en la Business School de Deusto– y que cuenta con el respaldo de Kutxabank y de las universidades estadounidenses George Mason y Columbia, a las que está estrechamente vinculado. El exlehendakari se ha rodeado en el ALC de algunos de sus más fieles colaboradores en Ajuria Enea, como el profesor Andrea Bartoli, mediador en Argelia, Angola o Kosovo, e integrante del sanedrín de cinco expertos internacionales con los que contó durante el fallido proceso de paz que ETA reventó en la T-4 o Gorka Espiau, asesor en Lehendakaritza tras su paso por Elkarri y hoy una de sus personas de confianza.
Colaboran también con el instituto el exministro de Defensa de Nelson Mandela Roelf Meyer, a quien el Gobierno de Ibarretxe concedió el premio René Cassin, su exdirector de Derechos Humanos Jon Landa o la que fuera portavoz de su Ejecutivo, Miren Azkarate, con quien ha divulgado recientemente en Guatemala el papel del impulso a las «lenguas minorizadas» en el desarrollo económico de sus respectivas comunidades. Recientemente, recibió en Euskadi a un grupo de investigadores de Okinawa (Japón), interesados en el desarrollo sociocultural de Euskadi y en la recuperación del euskera.
No en vano, Ibarretxe vive volcado en divulgar por distintos rincones del mundo la «espectacular» transformación de una Euskadi sumida en la crisis y el paro hacia un país «puntero» en los indicadores internacionales de bienestar y desarrollo. A eso dedicó su más célebre trabajo de investigación (‘El caso vasco: un modelo integral de desarrollo humano sostenible’) y así le anuncian para el próximo 23 de mayo en el Hay Festival of Literature and Arts de Gales, que Bill Clinton definió como «el Woodstock de la mente» y donde Ibarretxe disertará, en inglés, bajo el título ‘How to change a country’ (‘Cómo cambiar un país’).
EL CORREO 04/05/14