LUIS VENTOSO – ABC
· Para el Gobierno vasco, centinela moral de Occidente, «Despacito» es una canción improcedente
L A canción «Despacito», del portorriqueño Luis Fonsi, se ha convertido en la más descargada de la historia. Medio planeta mueve pies y pandero al ritmo de tan infeccioso reguetón, sin percatarse de que escuchan una peligrosa tonada sexista. Pero el Gobierno vasco, que está en todo, ha salido a poner orden. En un verano en que sufren una aberrante «kale borroka» contra el turismo, lo que desvela al PNV son las canciones del verano. El Ejecutivo vasco, centinela moral de Occidente, ha publicado una lista con las sexualmente correctas. «Despacito» ha caído en la relación de tonadas proscritas por machistas. Admirado por la purga musical del nacionalismo vasco, y sin más afán que echar una mano, porque queda mucho curro, ahí van cuatro canciones que deberíamos prohibir de inmediato en los txiringitos, txosnas y discotekas de nuestra gloriosa Euskal Herria: —«La donna è mobile». Esta aria de Verdi de 1850, inspirada en una letra de Víctor Hugo, es la más popular de la historia. Pero no tiene un pase: «La mujer es voluble, como una pluma al viento», arranca el insufrible divertimento patriarcal y sexista. Avisado queda el tal Verdi: este disparate no volverá a sonar en el Arriaga de Bilbao.
—«Garota de Ipanema». La deliciosa bossa nova de 1962 es una de las canciones más queridas del siglo XX. ¿Quién no ha silbado su envolvente cadencia? Pero el tema es gravísimo. El maestro Jobim y el poeta Vinicius de Moraes se sentaban a charlar y beber en la terraza del bar Do Veloso. Cada día veían pasar rumbo a la playa de Ipanema a una bellísima chica rubia de 17 años, Heló Pinheiro, y le dedicaron esta canción. Tienen suerte de estar muertos y de haber perpetrado su fechoría en Río de Janeiro. Si la canción fuese «Garota de La Concha» les mandábamos un par de ertzainas y los empapelábamos por pedófilos.
—«Idiot wind». No se sabe a qué espera el biempensante comité del Nobel para retirarle el galardón a Bob Dylan, autor de esta execrable canción, que debería movilizar al Gobierno vasco. Dylan la compuso en 1975, como parte de su gran disco de resurrección artística, «Blood on the tracks», una crónica dolorida de su divorcio de la modelo Sara Lownds. «Eres tan idiota, nena, que es milagroso que sepas respirar», la despelleja el enojado Bob, en un verso que cuando menos merece una condena pública del lendakari y una moción urgente de Bildu prohibiendo futuras actuaciones del tal Dylan en Euskal Herria.
—«Macarena». «Dale a tu cuerpo alegría Macarena, que tu cuerpo es pa darle alegría y cosa buena», cantaban encorbatados Los Del Río, que hicieron bailar a todo el planeta con este alocado himno sexista. Aquí la afrenta es doble, porque al machismo se une un rampante españolismo. Palabras mayores. De entrada, proponemos una comisión de investigación en la Eusko Legebiltzarra –lo que los maketos llamamos el «Parlamento vasco»–, presidida por Egibar y con observadores de la CUP.
Ya lo decía Dylan: «Idiot wind». Estamos dándolo todo para convertirnos en el país más tontolaba del orbe.