JUAN CARLOS GIRAUTA-ABC
- Te dio vergüenza ejercer de lo que te había tocado, de diputado autonómico, y te acogiste a podrido en los medios de tu palo
Iba a asaltar los cielos y hoy apenas retiene a cinco alumnos. Acudirán con el morbo de quien se pone ‘La parada de los monstruos’. También funge de agitador de segunda en una declaración de guerra en forma de programa: ‘La base’ (Al Qaeda), se llama. No es extraño, este tío siempre ha tenido debilidad por el terrorismo. Mírale cabalgando Irán. Se excitaba en las ‘herriko tabernas’ como si fueran ‘herriko’ lupanares o perico tabernas. Allá era el esclavo (¡azótame!) y «hacía loas a ETA», según denunció Patxi Nadie antes de pasar al lado oscuro. Si es que hasta vacilaba de padre terrorista, que ya es vacilar, y luego se encaró con Cayetana por darle la razón. Él es muy de encararse con las mujeres de la derecha. Cubre esa bajeza de cagueta con un subterfugio implícito: la mujer de derechas no es mujer de verdad, no en el sentido identitario, no como parte del colectivo que toma conciencia, no para él.
En otro de sus preocupantes ensueños, acaba de fantasear con (o invitado a) que alguien practique el acto sexual con Ayuso, ¡pero alguien que le representa a él! En efecto, en su febril relato, él es quien tiene la iniciativa, luego se lo propone a Marlaska y al final un tercero consuma. Esto no nos dice nada de Ayuso, pero lo dice todo del paciente, digo del guarrete. 1) Le gusta imaginárselo. 2) No tiene límites. 3) Prevé que una dama no le responderá; las de su palo sí lo harían. (Siendo palo una referencia al naipe). 4) Nótese que en su historia verde no implementa él; ni siquiera de pensamiento se libra del trauma que arrastra desde que Ayuso se lo folló políticamente.
Porque el caso es que Ayuso lo destrozó. Se había crecido tanto el tipo… acuérdate de aquellas papeletas electorales con su cara, el posado en la ducha con la melena feroz, los fotógrafos siempre buscándole, los redactores formando corro en el suelo de un salón junto al hemiciclo, fascinados. Le faltó una túnica blanca y un cíngulo. Se vino tan arriba que, habiendo manchado la historia de España con su vicepresidencia del Gobierno (a Sánchez sí se la metió doblada), creyó ser él el único antídoto contra la irreductible Ayuso. Y ella se lo folló. Repito, se lo folló.
Se te folló, tío, no has levantado cabeza desde entonces; te dio vergüenza ejercer de lo que te había tocado, de diputado autonómico, y te acogiste a podrido en los medios de tu palo (naipes, insisto). Y ahí estás, tan vacuo y arrogante como siempre, tan chulito y tan cobarde, tan bravucón con los micros desde los que vuelves a tus raíces de provocador. Te veo en el escrache a Rosa Díez, siempre mujeres, cabreado con Rocío Monasterio, siempre mujeres, consoladito mi niño por la Barceló que te cogió de la manita (mira cómo te lo paga, Àngels, luego te acusó de machista, no se puede negar que es un cachondo), siempre mujeres, azotar hasta sangrar y refrescarte en el baño. No sublimes lo tuyo con Ayuso, que da repelús.