ABC – 02/02/16
· Se declara incompatible con Ciudadanos: «Pedro Sánchez debe elegir con quién negocia».
· PSOE: «Mitin» populista Los socialistas se refirieron a la comparencia de Iglesias como un «segundo mitin» en el Congreso.
Pablo Iglesias acudió ayer por la tarde al Palacio de la Zarzuela con la misma oferta que la que presentó hace diez días por sorpresa: quiere ser vicepresidente en un Gobierno presidido por Pedro Sánchez, y además exige la mitad de los ministerios, entre ellos los de Defensa e Interior. Todo ello por «responsabilidad de Estado», aseguró. La reunión duró unos 50 minutos, frente a los 90 de la primera cita, y en ella el líder del Podemos explicó a Don Felipe que su formación es incompatible con Ciudadanos, así que el PSOE tendrá que elegir con quién quiere negociar.
Ausencia de candidato
Iglesias desveló una reflexión que le había hecho el Rey durante su reunión: «El Jefe del Estado me ha transmitido una reflexión sensata: cuando un candidato decide pedir su aval para someterse a la investidura es razonable que de alguna manera tenga un proyecto avanzado». A juicio de Iglesias, «parece que no es el caso», entre otros motivos porque no se ha producido ninguna negociación en diez días.
El líder de Podemos coincidió así con el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, quien unas horas antes había planteado la posibilidad de que acabara esta segunda ronda de consultas del Rey sin un nombre sobre la mesa para pedir la confianza del Congreso. Se abriría entonces un periodo de sosiego para el diálogo y la negociación, sin fecha límite. ¿Qué ocurrirá si ese diálogo no acaba en un acuerdo? Es una pregunta a la que nadie se atreve a contestar, pues es un terreno inexplorado en nuestro sistema constitucional.
«Mi propuesta sigue siendo la misma, y así se lo he explicado al Jefe del Estado: un Gobierno presidido por Pedro Sánchez, con una representación proporcional según los votos obtenidos», señaló Iglesias. En realidad, el líder de Podemos ofrece ese pacto como si fuera un gran favor al PSOE de Pedro Sánchez, pues siempre se encarga de recordar que, por número de votos, todas las marcas de su partido más Izquierda Unida superan en medio millón a los socialistas. Es por tanto un acto de «generosidad», como lo llegó a llamar. Todo sea, dijo, por lograr un «Gobierno de cambio y de progreso», que frene a «las derechas», que a su juicio representan el PP y Ciudadanos.
Su supuesto altruismo en realidad incluye el control de la Vicepresidencia del Gobierno, con el CNI en el mismo paquete, y ministerios como los de Defensa, Interior, Economía, Educación, Sanidad y Servicios Sociales, aunque también cree que debe crearse otro ministerio, el de la «Plurinacionalidad». «Somos los únicos que hemos hecho una propuesta clara en este país. Estamos dispuestos a hacer presidente del Gobierno a Pedro Sánchez, por responsabilidad de Estado y porque sería bueno para España», reivindicó.
«Nuestra mano sigue tendida, porque nuestra propuesta sigue en pie», advirtió durante su comparecencia en el Congreso. Iglesias dejó claro al Rey que Podemos no apoyaría en ningún caso un pacto del PSOE y Ciudadanos: «Sería la cuadratura del círculo». En realidad, sigue creyendo que solo hay dos opciones: la gran coalición del PSOE con PP y Ciudadanos, «con diferentes fórmulas», o bien el acuerdo entre socialistas, Podemos, Izquierda Unida y los nacionalistas vascos y catalanes. En este punto, Iglesias defendió el diálogo y la negociación con los independentistas que buscan la ruptura de España: «Los de ERC no tienen rabo ni cuernos, se puede dialogar con ellos».
A partir de ahí, coincidió con Mariano Rajoy en algo: «Tendrá que ser el secretario general del PSOE el que deberá elegir». Casi palabras idénticas a las que empleó el presidente del Gobierno en funciones la semana pasada, cuando emplazó a Sánchez a aclararse de una vez y decir a los españoles qué pacto quiere.
«Lo digo de corazón: ojalá Pedro Sánchez avance en nuestra dirección y se decida por nosotros. Sería bueno para España», confesó Iglesias, en un tono muy amable. «Sería una mala noticia para la grandeza de nuestro país que siguiera el inmovilismo», advirtió.
«Sillones antes que políticas»
Lo que parece innegociable para Iglesias son los sillones del nuevo Gobierno que reclama, empezando por la Vicepresidencia: no deja hueco ni a la más mínima duda sobre la posibilidad de que no sea así. «Sería vicepresidente con humildad y responsabilidad», explicó. Pero fue más allá y envió un mensaje a Pedro Sánchez, del que piensa, realmente, que no debería desaprovechar esa «sonrisa del destino» a la que se refirió diez días antes, y que le puede colocar en el Palacio de la Moncloa solo con 90 diputados: «Si alguna vez me presento a presidente del Gobierno, me gustaría que alguien me ayudara la cuarta parte de lo que estoy ayudando yo». «Estamos dispuestos a ser generosos y pacientes», concluyó.
A Pedro Sánchez y su equipo no les pilló anoche desprevenidos el discurso de Pablo Iglesias, como sí ocurrió hace diez días. En aquella ocasión, el líder socialista se enteró de su exigencia de vicepresidencia y ministerios porque se lo comentó Don Felipe durante la audiencia que mantenían en La Zarzuela en ese momento.
Anoche, Sánchez y los suyos vieron en televisión la intervención de Iglesias, que les pareció «un segundo mitin en el Congreso» para seguir insistiendo en lo que él entiende por gobierno de coalición proporcional a los resultados del 20-D, aseguran fuentes socialistas; eso sí, «más desapasionado que el primero», matizan estas fuentes, pero con los mismos argumentos «Los sillones antes que las políticas y las lineas rojas antes que los puentes».
Ante este enrocamiento del líder de Podemos que ven los socialistas, la dirección federal del PSOE señala que «hablaremos en serio» cuando comiencen las negociaciones. Tras escuchar a Iglesias insistieron en que «no vamos a gobernar a cualquier precio, pero quien impida el cambio que sepa que pagará un precio muy alto».
ABC – 02/02/16