LUIS VENTOSO, ABC – 29/04/15
· ¿Responde Guardiola a los periodistas alemanes en catalán?.
Pep Guardiola, jugador entusiasta de la selección española mientras cobró (45 partidos) y luego apologista del separatismo, se pasó un año sabático en Nueva York cuando dejó el banquillo del Barça. Quería tomar distancia, meditar en un entorno cosmopolita y, sobre todo, aprovechar para aprender inglés, que es junto con el español una de las dos lenguas francas que te permiten recorrer el mundo. Luego, cuando supo que se iba al Bayern de Múnich, Pep se sometió a una inmersión épica en la lengua de Goethe y logró el hito de aterrizar en su nuevo club hablando un poco de alemán.
Podría haber exigido un traductor de catalán, pero por supuesto no se le pasó por la cabeza. Curiosamente, en Alemania a Pep se le evapora la cerrazón excluyente y se esmera por respetar al país que lo acoge. Su bavarización-exprés incluye hasta trajes folclóricos, con sombrero de pluma, pantalón corto de tirantes y jarra de cerveza en ristre. Pep, al que tanta grima le da su país, por ahora España, es allí más alemán que las salchichas blancas Weisswurst.
Al entrenador del Éibar no se le ha ocurrido nada mejor que responder en vasco en una rueda de prensa en Almería, donde es sabido que en todos los bares se platica en batúa. Gaizka Garitano sabe español, claro. Solo lo movía su ideología. Si el técnico del Éibar ofreciese su rueda de prensa en vasco en el mismísimo Bilbao, la terca realidad es que la mayoría de los oyentes tampoco lo entenderían. Aunque el oficialismo nacionalista se cuide de soslayarlo, la verdad es que en la capital de Vizcaya solo el 6 por ciento de la población habla vasco como primera lengua diaria. En el conjunto del País Vasco, tras inversiones multimillonarias y leyes escolares para subyugar al castellano, no se ha logrado que pasen del 15 por ciento (aunque es cierto que en Guipúzcoa se habla mucho más). Liturgia aparte, hasta la ETB tuvo que abrir un canal en español para poder llegar a la gente.
Pep, que la goza molestando, ha salido presto a defender que el estratega del Éibar se comunique en vasco con los de Almería. «Tarde o temprano conseguiremos que todos entiendan que en el mundo se puede hablar en las mil lenguas que hay», nos sermonea Pep. Por elemental coherencia, esperamos que su próxima rueda de prensa en Múnich sea ya en catalán.
El gran Luis Enrique –que es de Gijón, jugó 62 partidos con España y cobró cinco temporadas del Real Madrid– es una de esas personas que nunca pierden la ocasión de subirse a bordo cuando ve pasar la nave de la estupidez. Así que se ha sumado a las tesis nacionalistas de Pep. Luis Enrique, que lleva los catalanísimos apellidos de Martínez García, vivió hasta los 21 años en Asturias, donde nació. En el Barcelona jugó ocho años. Luego ha entrenado en Italia y en Vigo, donde se recuerda bien su tono borde y chuleta, pero no consta querencia alguna por el idioma gallego ni por el nacionalismo local. De sus 44 años de vida ha pasado nueve en Barcelona. Suficiente para que el asturiano Martínez haya visto la luz nacionalista, como procede en un club que se ha politizado en favor del separatismo y que nos ha expulsado a patadas de sus afectos a los niños que nos hicimos del Barça justo por lo contrario, por la bocanada de apertura al mundo que supuso la llegada de Cruyff, Neeskens y Sotil.
El señor Martínez, tan liviano de letras como luengo de lengua, no merece mayor consideración intelectual. Pero, aun así, España tiene un problema cuando un adulto asturiano de 44 años, profesional de fama y en principio en sus cabales, sostiene que es bueno y razonable que un español se comunique en vasco en Almería.
LUIS VENTOSO, ABC – 29/04/15