ARCADI ESPADA, EL MUNDO – 31/07/14
· Veo al presidente Artur Mas respondiendo a las preguntas de los periodistas, después de entrevistarse con el presidente Rajoy. Qué admirable soltura. Qué sonriente mirada, a punto siempre de la condescendencia. Y lo extraordinario es que a Madrid había llegado un hombre, a saber:
1. Cuyo padre político, ideológico y moral, Jordi Pujol i Soley, acababa de confesar una estafa política, ideológica, moral y económica de 34 años.
2. Cuyo padre biológico, Artur Mas Barnet, disponía de una cuenta en Liechtenstein que no tributaba en España, entre cuyos beneficiarios estaba el hoy presidente Mas, que fue regularizada sin que yo sepa si el dinero ha sido repatriado, palabra que viene de patria.
3. Cuyo partido, además de tener la sede embargada a causa del desfalco en el Palau de la Música, catalana por supuesto, está en quiebra técnica desde hace cuatro años.
4. Cuya decisión de adelantar las elecciones a 2012 le costó la pérdida de 12 escaños, cuyos candidatos en las recientes elecciones europeas perdieron frente a los de Esquerra Republicana y cuya mayoría política está seriamente amenazada, según los sondeos, incluso en la ciudad de Barcelona.
5. Cuyo secretario general, Oriol Pujol, de Pujol y hermanos, imputado en un caso de corrupción, se ha visto forzado a abandonar su cargo en el partido y su escaño en el parlamento catalán.
6. Cuyo número dos en la federación Convergència i Unió, Josep Antoni Duran i Lleida, acaba de dimitir y especula con el proyecto de enfrentarse a Convergència en las próximas elecciones.
7. Cuyos inmediatos planes políticos han sido rechazados por ilegales por el Gobierno español, y sin que después de dos años de intensa difusión y propaganda hayan logrado la más mínima complicidad de las instituciones y gobiernos europeos.
Dado semejante bagaje ya es incomprensible que pudiera haber llegado hasta el atril en representación de los ciudadanos de Cataluña. Pero es que además actuó con naturalidad, convicción y el característico punto de altivez que aparece en el ojo del iluminado, mientras iba detallando con tranquilidad rocosa los innumerables rasgos del hecho diferencial de Cataluña, sin percibir hasta qué punto el auténtico hecho diferencial es él y su singular, casi mahometano, buen aspecto de muerto en vida.