Fernando Savater-El País
Si la Generalitat quiere exculparse del imperialismo no necesita cruzar el océano ni retroceder en el tiempo
Me parece enternecedor que Alfred Bosch, consejero del Departamento de Exteriores de la Generalitat, ahí es nada, ofrezca en México disculpas a los pueblos indígenas por la colonización llevada a cabo por el Imperio español. Demuestra que al menos la parte catalana del Imperio se siente contrita, lo cual es loable y además gratuito (si no, a buenas horas…) porque los sufrimientos del pasado son irremediables y los beneficios siguen a la vista y nadie va a renunciar a ellos. Vamos, que en México hay indígenas que se reclaman legítimamente ciudadanos de pleno derecho, pero pocos ciudadanos empeñados en revelarse indígenas (éso sólo pasa en Cataluña y de aquella manera). Recuerdo hace dos o tres años un artículo en Proceso, revista mexicana, en la que otra Bosch —Lolita en este caso, sin culpa de Nabokov— explicaba a los lectores de aquella orilla las razones del independentismo, con elocuencia que les ahorro. Refería que una entrevista con don Alfred (¿su primo?) la había convencido de que el procésera el último episodio de la batalla anticolonialista contra el Imperio, más o menos el grito de Hidalgo en versión pan tumaca,
Pues bueno, vale. Pero si la Generalitat quiere exculparse del imperialismo no necesita cruzar el océano ni retroceder en el tiempo. Bastará con que se aplique en revertir la discriminación persecutoria contra el castellano en la educación que ha llegado a extremos de genocidio cultural. Para orientarse puede recurrir al informe detallado y estremecedor de la Asamblea por una Escuela Bilingüe, accesible en internet. Deben leerlo también las almas bellas preocupadas por el ascenso de la extrema derecha, cuyo totalitarismo no será menor por expresarse en catalán. Verán como funciona el modelo mas cutre y miserable de imperio, el que avasalla sin civilizar.