Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo
Ayer en el Senado se oyeron más amenazas que explicaciones. La vicepresidenta Montero, fiel a su estilo, lanzó muchas palabras, pero no se le entendió ninguna de sus ideas, si es que las tiene, ni pudo enmendar ninguna de sus numerosas contradicciones. Este tema se ha convertido en un laberinto en el que se encuentran todas las necesidades y chocan entre sí todos los egoísmos. Los socialistas que no dependen de Ferraz y conocen mejor el asunto, por haber lidiado con él en el pasado, por ejemplo Josep Borrell, aseguran que es un Concierto ‘a la vasca’ y los que tienen responsabilidades regionales no saben como presentar el acuerdo sin soliviantar a sus bases.
Los independentistas piensan que es la puerta que les saca del sistema de financiación común, les concede soberanía fiscal y les proporciona una relación bilateral. Muchos fiscalistas piensan que va más allá pues permite a una parte establecer los límites y las condiciones de la solidaridad con el conjunto. La oposición ha encontrado un filón en este lío para desgastar al Gobierno. Mientras que el presidente Sánchez intenta tapar todas las bocas con su promesa de regar a todo el mundo con más dinero. Como si el dinero saliera de su bolsillo. Saldrá de la inmensa ubre del déficit, que habrá que financiar con más deuda, que generará más inflación y que erosionará salarios y ahorros. Una solución perfecta para tranquilizar a convencidos y engañar a incautos.
Los independentistas, y una buena parte de los catalanes que no lo son, están convencidos de que «Espanya les roba» y no se creen los estudios que aseguran que el expolio no existe. Da igual. Ellos tiene la llave que decide la duración de la legislatura y han olido sangre. Saben que Sánchez les dará lo que le pidan y por eso piden lo que quieren. Hasta el Gobierno amenaza. Les invita a unir sus votos con el PP y Vox para tumbarle. Piensan que la locura de Puigdemont no irá tan lejos y que los problemas de ERC no le permitirán ir tan lejos.
En la amnistía se trataba de conceptos jurídicos abstractos y complejos que algunos veíamos como centrales y propios, pero aquí se trata de dinero y eso lo entendemos todos. En el debate de la financiación autonómica se va a discutir sobre algunos conceptos, como los de la igualdad y la solidaridad, pero sobre todo se van a hacer sumas. Por eso Sánchez ofrece el dinero de todos para que el resultado les salga bien a todos.