La lengua vuelve a convertirse en motivo de conflicto en los Mossos d’Esquadra. Dos mandos intermedios de la policía de la Generalitat están siendo investigados –nueva figura para los imputados– por un juzgado de Barcelona por castigar a un agente raso que redactó un atestado al completo en castellano y se negó, posteriormente, a reescribir parte del mismo en catalán.
Los dos mandos intermedios, responsables de la comisaría del distrito de Sant Andreu de Barcelona, declararon la semana pasada ante el juez por los presuntos delitos de prevaricación y acoso después de que el agente bajo sus órdenes les denunciara por la vía penal. Además de acusar a ambos de no respetar la cooficialidad del castellano y el catalán que recogen el Estatut de Catalunya y la Constitución, el agente va más lejos. Asegura que sus superiores le apartaron de su trabajo habitual en la calle y le relegaron a tareas administrativas menores como represalia.
Poco después de que comenzara el conflicto laboral por el uso del castellano en el atestado, el policía fue destinado a la garita de entrada de la comisaría. Conocida entre los agentes de los Mossos d’Esquadra como la pecera, se trata de una tarea burocrática que se limita a identificar a quienes entran en la comisaría. Por regla general, los agentes se turnan para ocupar el puesto o bien son trabajos encargados a policías en segunda actividad laboral tras haber resultado heridos. El policía supuestamente represaliado permaneció en el mismo destino durante tres meses consecutivos.
El conflicto comenzó a mediados del año pasado. El agente escribió en castellano las diligencias de una denuncia después de que el ciudadano que prestó declaración alegara desconocer el catalán. El documento incluía en castellano la denuncia, su encabezado –donde figuran los datos personales y los supuestos delitos– y los derechos del denunciante. Según explicaron fuentes conocedoras del caso, fue al trasladar el escrito a los archivos de la comisaría cuando el sargento jefe de la Oficina de Atención al Ciudadano (OAC) le exigió que reelaborara parte del escrito, esta vez en catalán.
El mando recurrió a los protocolos internos de los Mossos d’Esquadra –conocidos técnicamente como PNT– para que el agente rectificara. La norma esgrime que las declaraciones de los ciudadanos deben recogerse «en la lengua en que se exprese el denunciante, sean en catalán o castellano». Nada especifica, sin embargo, sobre los datos personales o los derechos del denunciante. Los modelos de denuncia que constan en las comisarías están en catalán y castellano. Ante la ambigüedad, el policía raso reclamó que le trasladaran la orden por escrito.
La respuesta del sargento fue la de enviarle un comunicado interno elaborado para los agentes de la comisaría de Sant Andreu. El documento, al que ha tenido acceso EL MUNDO, especifica que todos los atestados deben redactarse «siempre en catalán». En cuanto a la declaración concreta del denunciante, se hará en el idioma que hable el ciudadano. La orden interna finaliza así: «No poner que solicita declarar en castellano (puede llevar a interpretaciones)».
La negativa del agente a cumplir las órdenes de sus superior y reivindicar la corrección legal del redactado en castellano abrió la puerta a que el conflicto laboral se transformara en las supuestas represalias.
La situación se prolongó hasta que el policía denunció internamente los hechos. Sus quejas activaron el protocolo de conflicto laboral con el que cuentan los Mossos. La intervención del servicio de mediación del cuerpo fue el que acabó con el ostracismo del agente. La resolución interna, no obstante, eludió cualquier sanción para sus superiores. Fue a partir de de ese momento cuando el policía acudió a la vía penal, tal y como confirmaron fuentes judiciales y una portavoz oficial del Departament d’Interior. Desde la conselleria rechazaron ayer realizar ningún tipo de declaración mientras el caso siga judicializado.
El uso del castellano por agentes de los Mossos ha generado reiterados conflictos en los últimos años. En 2012 se generó una gran polémica después de que uniformados comenzaran a comunicarse en castellano a través de sus radios en protesta por los recortes salariales. Mayor controversia despertó la protesta que, en 2014, decenas de policías protagonizaron a las puertas del Parlament. Acompañados de una bandera de España recibieron al entonces president, Artur Mas, con gritos de «Viva España».