Mariano Gomá-El Debate
  • Y nuestra pobre España, esa histórica y agonizante nación se halla al borde del portazo al progreso encaminándose al vertedero de lo residual conducida por la perversidad y obedeciendo a seres malignos que han decidido su destrucción por el puro placer del poder

Corren ríos de tinta y los que correrán cuando ha empezado el más que anunciado espectáculo del nuevo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Es cierto que los europeos con la venda puesta para no ver la realidad ya nos engañamos otrora con Hillary Clinton y últimamente con Kamala Harris cuando en Norteamérica se cuecen otras cosas con otras salsas y la gente juega a la simple eficacia de la vida y no a la filosofía contemplativa huyendo de modas y actitudes buenistas que son en su gran mayoría alimento de parásitos y polillas de cuerpos y almas.

El mundo ha cambiado y no nos hemos dado cuenta, el Tío Sam murió, estamos siendo transferidos a una nueva era y los valores morales no es que hayan desaparecido, es que son otros.

Hay que reconocer que Trump ha agitado el tablero de juego y lo ha puesto patas arriba como prometió mientras Europa miraba las estrellas en busca de la fantasía de Blancanieves, que no Heidi que es suiza y Suiza es otra cosa. Ha desencadenado una tormenta con una sonada colleja al pobre Zelenski que ha rebotado en los carrillos de todos los países europeos, por cierto menos España que hoy día no existe, no cuenta para nada, no influye y para todos ellos cuanto menos esté mejor mientras se halle gobernada por un sátrapa irresponsable y sus cuarenta, o mil ladrones.

Los suecos, que no adoran precisamente a los finlandeses siempre sostienen que Finlandia es aquel pedazo de territorio que les mantiene alejados de Rusia, y Europa piensa hoy que España es aquel territorio hostil y abandonado que les separa de África. Así de triste.

En la tormenta todo el mundo a cubierto, Alemania anda suspirando por Göethe y Schiller, Francia baila el Can-Can con glamour, Reino Unido bendice el Canal de la Mancha, Polonia y los Bálticos verdaderamente aterrorizados, en Escandinavia parece que hace frío y no va con ellos, y finalmente queridos lectores Midílicoeloni que es la más lista del colegio ya ha corregido el rumbo de colisión para situar a Italia en las aguas tranquilas del progreso, el prestigio y el control de piratas, invasores y agentes destructores simplemente reduciendo a cenizas el Caballo de Troya.

Mi sensibilidad europea no coincide básicamente con Trump ni sus actitudes chulescas de cowboy mentecato con el revolver más rápido de Wichitta, pero no ha hecho más que acariciar la culata de la pistola y nuestro idílico mundo se ha cagado en los pantalones para darnos cuenta que el enemigo no es él, que nosotros somos nuestros propios y auténticos enemigos, que Rusia es un gigante con pies de barro y más que endeble economía cuya única estrella es un enorme territorio frontera con el islam radical y sobre todo del auténtico gigante chino mientras no despierte India. Y eso parece que es nuestro insomnio, porque, aunque se me critique por afirmarlo Rusia no ha dado al mundo más que la música, la literatura y parcialmente el arte, los zares, el Dr. Zhivago, la sangrienta revolución bolchevique y haber aprovechado su endiablado clima para machacar a Napoleón y a Hitler. No olvidemos que los recursos naturales no son suyos, son del planeta y la tundra y la taiga son de los mongoles. Y todo es de Dios.

No cabe más que recordar que Gorbachov desmontó la Unión Soviética solo chascando los dedos disolviéndose como un azucarillo.

Europa está rozando el límite de un parque temático para mayor entretenimiento de turistas orientales, Festival de San Remo, Eurovisión, Oktoberfest, la Semana Santa con permiso del islam, Santa Claus y aquellos maravillosos años, todo ello con gran alegría y gozo de poetas y pensadores mientras en el resto del globo se juega con energía atómica, recursos naturales, super población y alteraciones climáticas.

Si el mundo no está experimentando por otra parte un meneo necesario que venga Dios y lo vea, teniendo que reconocer mal que nos pese que el pistolero americano nos ha señalado con el dedo y seriamente nos ha dicho Yes, we do it.

Y nuestra pobre España, esa histórica y agonizante nación se halla al borde del portazo al progreso encaminándose al vertedero de lo residual conducida por la perversidad y obedeciendo a seres malignos que han decidido su destrucción por el puro placer del poder y sueños imposibles que sin embargo serán la pesadilla del pueblo español, cobarde, sin ideas y lo que es peor sin soluciones ni alternativas visto lo que estamos viendo en el panorama político.

Claro que hay soluciones, son evidentes y están en la casilla de salida, pero requieren de valentía, unidad, inteligencia, madurez política, saneamiento y limpieza de partidos políticos y sobre todo, sobre todo el juez de salida que efectúe el disparo.

Quisiera acabar recordando una sentencia de Erasmo de Rotterdam, uno de mis máximos referentes de la cordura cuando en su Elogio a la locura, dice: De esta suerte, de nuestro juego desatinado y ridículo proceden también los arrogantes filósofos a quienes han sucedido en nuestro tiempo esos a los que el vulgo llama monjes y los purpurados reyes y los sacerdotes piadosos y los pontífices tres veces santísimos y, en fin toda esa turba de dioses mencionados por los poetas, tan copiosa que apenas cabe en el Olimpo aun siendo éste espaciosísimo.

¡Y Trump al otro lado del teléfono!

  • Mariano Gomá es presidente del Foro España Cívica