Juan Mari Gastaca,EL PAÍS, 14/10/12
El PNV evitará en el Parlamento vasco una declaración soberanista pese a la presión desde EH Bildu, que marca distintos tiempos en Euskadi y Navarra
Euskadi no proclamará la independencia en la próxima legislatura. Lejos de las tentaciones soberanistas de Artur Mas, y a pesar de la presumible mayoría nacionalista del 21-O, el Parlamento vasco delimitará una hoja de ruta en la que el PNV controlará el ímpetu secesionista de EH Bildu bajo la vigilancia expresa de PSE-EE, asentado en la actual fórmula del autogobierno, y del PP. La contención identitaria en el discurso de Iñigo Urkullu, el candidato con más posibilidades de convertirse en nuevolehendakari, durante la campaña va más allá del tacticismo electoral: “lo urgente es la crisis y para el PNV no hay más urgencias”, dijo taxativo un portavoz de este partido a EL PAÍS, el pasado viernes.
El PNV asegura que no desempolvará el Plan Ibarretxe, pero, en paralelo, tiene dudas cuando se le pide que delimite en qué se diferencia del nuevo estatus político que Urkullu plantea para 2015. “Es difícil de precisar, pero lo que queremos es un acuerdo abierto, incluso a más de una sensibilidad, que ofrezca un nuevo marco de relación con el Estado, que comprometa a las dos partes y que ninguna de ellas unilateralmente pueda vaciar de competencias el status que se articule”, añade la misma fuente.
Es ahí, en esa frontera nebulosa que el PNV traza para separar el Plan Ibarretxe del nuevo estatus político donde las fuerzas constitucionalistas basan sus temores sobre el ánimo independentista que animará a Urkullu a dar finalmente un paso adelante bajo la presión permanente de EH Bildu.
La coalición abertzale entiende, desde luego, que “la práctica del derecho a decidir no admite demoras en esta legislatura”, según Maribi Ugarteburu, candidata por Bizkaia. Para conseguirlo, huirán de una “receta previa, anticuada, ya cocinada” y apelarán a un punto de encuentro sobre el que trabajar “los modos y los tiempos”. De hecho, la izquierdaabertzale ya ha invitado a PNV, PSE-EE, PSN y Geroa Bai a propiciar un punto de partida que aborde el futuro del derecho a decidir en País Vasco y Navarra. De manera intencionada, en su llamamiento recuerdan cómo los socialistas exigieron en la calle el derecho a la autodeterminación.
Con todo, EH Bildu quiere sacudirse de la histórica imagen de intransigencia cuando defendía sus planteamientos bajo la presión de ETA. Así, ahora asume que la exigencia soberanista en Euskadi, Navarra y los territorios del Sur francés debe presentar su propio recorrido, aunque advierte de que “debe asumirse que está en la calle y que debemos darle respuesta en las instituciones”, dice Ugarteburu.
Pero los dos partidos nacionalistas no coinciden en el camino a recorrer ni en la estación término; incluso, hasta el calendario les aleja. Para el PNV, es imprescindible un acuerdo entre diferentes sensibilidades que salga del Parlamento vasco para que propicie un nuevo pacto de relación con el Estado, “que pueda estar encarrilado o aprobado en 2015”, dice un colaborador de Urkullu. En EH Bildu, en cambio, entienden que se debe alcanzar “en la próxima legislatura” y “de forma consensuada” un acuerdo que permita “decidir” a la ciudadanía y donde el soberanismo, lógicamente, “sea una opción”.
El PNV asume la presión que imprimirá en el nuevo Parlamento vasco la coalición abertzale en la búsqueda de una proyección soberanista, pero ya tiene la respuesta preparada: “a partir de dar soluciones a la crisis económica, que es lo urgente, trabajaremos en la consolidación de la paz y en la búsqueda de un nuevo estatus político”.
Este posicionamiento del PNV no supondrá una sorpresa para EH Bildu, aunque le generará la carga de profundidad suficiente para afear su compromiso independentista. “El PNV se siente incómodo con este debate porque prefiere la comodidad de un autonomismo que es un ciclo anterior y agotado y su único objetivo está en clave de lucha de poder, de búsqueda de beneficios para atender a grupos de interés”, añade Ugarteburu, que sitúa en Bizkaia el epicentro que decanta esta posición “en el debate que tienen entre dos culturas internas que ideológicamente no convergen”.
Los jeltzales esgrimen, en cambio, que tienen definido un recorrido que no aciertan a ver en el bando contrario. “¿Dónde ha marcado EH Bildu cómo llegar a la independencia?, no lo hemos visto en ningún sitio, salvo dos palabras no plantean nada concreto. En nuestro caso ya hemos marcado el camino de ese consenso, ese acuerdo mayoritario que debe estar abierto finalmente a más de una sensibilidad”, recuerda un portavoz del Euskadi Buru Batzar (EBB).
Mientras, desde el Gobierno vasco “no tienen duda” de que “Urkullu aplicará recortes desde el primer día y que acabará por quitarse la careta cuando Bildu le presione” para seguir la estela de Mas en Cataluña, desde el PNV reiteran que “son dos modelos distintos”. Incluso, la vía abierta al referéndum en Escocia tampoco altera el argumentario de Urkullu. “Supone un reconocimiento y ya no solo se trata de Kosovo, pero Escocia busca otra cosa, una reivindicación económica, que posiblemente salga no, pero lo nuestro es un nuevo marco en la relación con el Estado, que nos garantice todas las competencias”, añade el dirigente nacionalista.
En realidad, EH Bildu no acierta a ver el arrojo suficiente en el PNV para que dé un paso adelante hacia la independencia. “Ante el nuevo ciclo, todos saben que nosotros somos independentistas”, recuerda Ugarteburu, “pero ni usa la palabra como si fuera tabú”.
Así las cosas, ¿es imaginable un trabajo conjunto en clave identitaria en el arranque de la nueva legislatura en Euskadi? De entrada, EH Bildu evita un calendario para encarrilar sus aspiraciones soberanistas porque, dice su portavoz, “la primera patata caliente que vamos a tener será el día 23 cuando en el Consejo Vasco de Finanzas se conozca la cruda realidad del agujero negro que tenemos”. Para el PNV, “hay una realidad económica que atender y a eso empezaremos a dedicarnos”. El acuerdo, si lo hubiera, va para largo.
Juan Mari Gastaca,EL PAÍS, 14/10/12